viernes, 28 de febrero de 2014

Carnaval, op. 9, de Robert Schumann

Hoy nuestra música para niños la queremos convertir en música para todos e invitaros a una fiesta de carnaval con baile de máscaras incluido. La música la pondrá Robert Schumann y el título no puede ser más apropiado, Carnaval, Scènes mignonnes sur quatre notes, op. 9.


Si le preguntamos a un niño cómo podemos celebrar el carnaval con música, la primera respuesta que obtendremos es bailando. No está mal, seguro que bailan estupendamente este Carnaval, op. 9 de Robert Schumann, pero esa no fue ni la intención ni la idea gestora  de la obra. 


Lo que Schumann propuso en esta composición escrita para piano entre 1834 y 1835 se parece más a una fiesta de disfraces, a la que todos los invitados asistimos enmascarados y dispuestos a jugar. Veamos si somos capaces de ver quién se esconde tras la máscara. Por de pronto lo más sencillo de reconocer es que la composición reúne veinte piezas independientes cuyos títulos ya nos avanzan muchos de los invitados: músicos reconocidos como Chopin o Paganini, personajes de la comedia del arte como Pierrot, Arlequín, Colombina, Pantaleón... y gente contemporánea de Schumann, más difícil de reconocer pero a la que  después desenmascaremos, solamente avanzaros  que el propio compositor está invitado. 

Un momento perfecto para escucharla por primera vez en la interpretación de Francois Riu-Barotte.



Si yo a cualquiera persona le pregunto -hoy me da por preguntar- el nombre de las notas musicales, la respuesta de la inmenza mayoría de la gente va a ser  DO RE MI FA SOL LA SI DO. Perfecto, nada que objetar, salvo que ésta es la manera que tenemos de nombrar las notas en el sistema latino, en el nuestro. Pero exiten otros, como el sistema anglosajón -que las nombra utilizando las siete primeras letras del alfabeto: a, b, c, d, e, f, g y llamando a a nuestro la, b a nuestro si, c a nuestro do, y así sucesivamente -  o el sistema alemán que al igual que el anglosajón utiliza las primeras letras del alfabeto para nombrarlas pero con la diferencia que al si no le van a llamar b sino h. Schumann era alemán por lo que nombraba las notas siguiendo la tradición alemana:

 SISTEMA ALEMÁN PARA NOMBRAR LAS NOTAS.

a    ---------   la
b    ---------   si
c    ---------  do
d    ---------  re
e    ---------  mi
f    ---------  fa
g    --------- sol

No os preocupéis que no me voy a poner muy técnica, solamente un dato más. Este sistema también reconoce las notas alteradas, lo que llamamos sostenidos y bemoles y lo hace en el caso de los bemoles, que es lo que hoy nos importa, agregando una S. Y me diréis muy bien, ¿para qué nos cuentas este rollo? Porque el primer juego que Schumann nos propone lo estableció a partir de esta idea.


Si recordáis el título completo de la obra era Carnaval. Scènes mignonnes sur quatre notes que lo podemos traducir como Carnaval. Escenas bonitas con cuatro notas. Cuatro notas que siempre son las mismas, y que las encontramos en la base, en el material primero sobre el que compone cada una de las veinte piezas de las que está compuesta la obra, cuatro notas que en el sistema latino serían la- mib- do- si pero que si las nombramos siguiendo el sistema alemásn nos da ASCH el nombre de una ciudad alemana hoy conocida como Aš, el nombra de la ciudad en la que se encontraba la propiedad familiar de su prometida en aquel momento, la baronesa Ernestine von Fricken, una de las invitadas al baile.


Pero este no es el único enigma que se esconde bajo estas letras. Si nos vamos al propio apellido de Schumann y pensamos las letras-musicales que allí se emplean, nos volvemos a encontrar otra vez las mismas notas "scha". Como dijo Schumann descifrar mi obra enmascarada será un juego real para ti. Algunos incluso llegan a reconocer escondida  bajo letras-musicales una alusión directa a la palabra fasching, carnaval en alemán e incluso a miércoles de ceniza, en alemán «aschermittwoch».


Hasta aquí este primer post sobre el Carnaval, op. 9 de Robert Schumann. Los dos primeros invitados a la fiesta los tenemos, Schumann y su entonces prometida la baronesa Ernestine von Fricken. Mañana os proponemos desgranar número a número quien se esconde tras cada una de las máscaras. Os prometemos que merecerá la pena pues como bien se suele decir, estas veinte piezas  de gran riqueza y variedad musicales son la  primera obra en la que Schumann da muestra de su enorme talento. Os esperamos para escuchar todo un torbellino de imaginación hecho de bufonadas, de imitaciones burlonas y de momentos de ensueño.

Pero antes de despedirnos os queremos dejar dos versiones maravillosas. La primera la grabada por el compositor y pianista Sergei Rachmaninoff en  1929.


La segunda mucho más actual, es interpretada por el estupendo pianista y musicólogo Charles Rosen

2 comentarios:

  1. Estupenda la entrada, amplia información y fantástica la pieza musical elegida. No conocía el sistema anglosajón para nombrar las notas, ¡he aprendido algo nuevo! Como siempre, os habéis superado. ¡Gracias por compartir!
    Un abrazo.

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  2. Gracias a ti por tus alentadoras palabras. Un abrazo

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