Regresar a su tierra.
Regresar junto a los suyos.
Y mientras él lloraba amargamente su destino, en el Olimpo todos los dioses se habían reunido para hablar del futuro del héroe.
Asamblea de veinte dioses mientras reciben a Psique
Loggia di Psiche, 1518-19, de Rafael y su escuela.
Todos los dioses salvo uno: Poseidón que se encontraba de viaje lejos de allí. Una reunión en la que Atenea, hija de Zeus y protectora de los héroes encontró el momento perfecto para defender a Ulises.
Nuestro héroe lleva demasiado tiempo fuera de su casa. Durante los diez años que duró la guerra de Troya demostró ser un jefe valiente e ingenioso. Precisamente gracias a su ingenio salieron vencedores de esa guerra (aquí). Pero de eso han pasado ya diez años y él sigue vagando por el mundo sin poder regresar a su casa. Ya nadie en su reino recuerda lo buen rey que era: justo, prudente, velando siempre por el bien de sus súbditos...
Zeus escuchaba con atención las palabras de Atenea. Así que en el momento en que la diosa le pidió que permitiera al héroe volver con los suyos, Zeus, el dios de dioses, le repondió:
Tienes razón hija. Su castigo ha durado demasiado. Permitámosle volver a su amada Ítaca.Y dirigiéndose a Hermes, el mensajero de los dioses, le ordenó:
Hoy mismo irás donde la ninfa Calipso y
le trasmitirás la orden de dejar partir a Ulises.
En cuanto vio a Hermes Calipso le reconoció y como era su constumbre le hizo tomar asiento y le ofreció néctar y ambrosía, el alimento de los dioses:
Buenos días Calipso, vengo hasta tu isla a petición de los dioses porque ha llegado la hora de que liberes a tu prisionero, Ulises. Ha llegado la hora de que el gran héroe regrese a su patria.
Y tras estas palabras Hermes desapareció dejando a Calipso rota de dolor. No era justo. Ella amaba a Ulises y lo había rescatado cuando los dioses lo habían abandonado dejándolo abandonado solo y desvalido en su isla (aquí).
Pero, ¿quién se atrevía a desobedecer las órdenes de Zeus?
La ninfa fue a la playa y encontró a Ulises, como todos los días desde hacía siete años, sentado en la arena llorando amargamente y pensando cómo podía salir de esa isla. Calipso se le acercó y le dijo:
No llores más. Ha llegado el momento de que vuelvas a tu casa. Construye una balsa con los árboles de esta isla y cuando la tengas lista dímelo y haré soplar un viento favorable para que llegues sano y salvo junto a los tuyos.
Pero antes debes escuchar mi ofrecimiento:
¿Es realmente eso lo que quieres? Todavía son muchos los peligros que has de vivir. Yo te amo y si permaneces conmigo te convertiré en inmortal. No hace falta que me respondas en este momento, piénsalo y yo acataré tu decisión.
A la mañana siguiente Ulises, antes de que los rayos del sol cubriesen la isla, ya estaba talando los árboles para construir su balsa. No tenía nada que pensar, no había dudas.
Lo que más deseaba en este mundo era volver junto a los suyos
Cuando la balsa estuvo dispuesta y tras despedirse de la bella Calipso, Ulises sumamente excitado se hizo a la mar.
Por fin Ulises volvía a su patria. Aunque todavía le quedan algunas penalidades por vivir. Recordemos que Poseidón no había dado su visto bueno a la decisión de los dioses...
Pero esto si os parece lo contaremos la próxima semana.
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