Había una vez un hombre y una mujer que deseaban ardientemente y en vano tener un hijo,
hasta que finalmente la mujer concebió esperanzas de que Dios cumpliese sus deseos.
Tenían en la parte trasera de la casa una pequeña ventana que daba a un
maravilloso jardín lleno flores hermosísimas y plantas.
Wanda Gág
Sin embargo el jardín estaba rodeado de un enorme muro y nadie se atrevía a entrar
pues pertenecía a una hechicera que tenía gran poder y era temida por todo el mundo.
Ernst Liebermann
Un día la mujer estaba asomada a la ventana y miraba hacia el jardín y vio un arriete de raponchigos,
tan frescos y tan verdes que se le antojaron
Otto Ubbelohde, 1907
Pasaron los días y su deseo iba en aumento pero como sabía que no podía tenerlos se fue demacrando
y palideciendo. Cada día su aspecto se veía más triste y preocupante.
Otto Speckter, 1857
El marido se asustó y le preguntó:
-¿Qué es lo que te sucede?
-¡Ay! contestó ella. Si no puedo comer ningún rapónchido del jardín
de nuestra vecina, moriré.
El hombre que amaba mucho a su mujer se dijo para sus adentros:
- antes de dejarla morir yo le conseguiré esos raponchigos,
cueste lo que cueste.
Otto Speckter, 1857
Así al atardecer trepó a toda velocidad el muro de la vecina, cogió los rapónchigos
y se los llevó a su esposa que se los comió rápidamente y con gran ansiedad.
Pero lejos de saciarse su ansiedad, le gustaron tanto que a la mañana
siguiente tuvo el doble de apetito.
Otto Speckter, 1857
Así que el pobre marido, para que la mujer consiguiese estar tranquila
volvió a trepar el muro por segunda vez . Pero esta vez no tuvo tanto suerte y
cuando descendía se asustó enormemente al ver a la bruja frente a él.
volvió a trepar el muro por segunda vez . Pero esta vez no tuvo tanto suerte y
cuando descendía se asustó enormemente al ver a la bruja frente a él.
Arthur Rackham
En cuanto la bruja le vio le dijo:
¿Cómo osas entrar en mi jardín y llevarte, cual ladrón, mis rapónchigos?
Ay! mi mujer ha visto los rapónchigos desde la ventana y si no se los hubiese llevado habría muerto.
Ernst Liebermann
La bruja le dejó llevar todos los rapónchigos que quiso con una condición:
CUANDO NACIESE SU HIJO SE LO DEBÍA DAR
CUANDO NACIESE SU HIJO SE LO DEBÍA DAR
El hombre por miedo aceptó y el mismo día en que su mujer dio a luz apareció la hechicera,
le puso a la niña el nombre de Rapónchigo y se la llevó consigo.
le puso a la niña el nombre de Rapónchigo y se la llevó consigo.
Pasaron los años...
Lisa Keene
Y Rapónchigo era la niña más hermosa que os podáis imaginar.
Claire Keane
Cuando tuvo quince años la hechicera la encerró en una torre que no tenía puerta ni escalera,
únicamente tenía una pequeña ventana.
Helga Gebert
Y allí, mirando por la ventana, nuestra bella niña pasaba sus días.
Alix Berenzy
Cuando la bruja quería entrar gritaba desde abajo:
-¡RAPÓNCHIGO!¡ RAPÓNCHIGOOOOO
deja caer tus cabellos!
Toshiaki Kato
Cuando oía a la bruja soltaba sus trenzas,
Paul Zelinsky
Pasados los años sucedió que el hijo del rey se fue a pasear por el bosque...
Sarah Gibb
y llegó a la torre
Johnny Gruelle, 1812
Entonces oyó un canto tan agradable que se detuvo y escuchó.
Era Rapónchigo que cuando estaba sola pasaba el tiempo dejando sonar su dulce voz
Kakao Bean
El hijo del rey quisó subir al lugar del que provenía la música pero al no encontrar
la forma volvió cabalgando a su castillo.
Ksenia Kareva
Pero la música le había conmovido tanto que no fue capaz de olvidar la canción y volvía cada día y lo escuchaba desde detrás de unos matorrales.
Otto Speckter, 1857
Una de esas tardes que el principe escuchaba oyó una voz que gritaba:
-¡RAPÓNCHIGO!¡ RAPÓNCHIGOOOOO
Anne Anderson
Y vio como Rapónchigo lanzaba sus trenzas...
y la hechicera subía por ellas a la torre.
Trina Schart Hyman
Si esta es la manera yo también probaré suerte- pensó para sí el príncipe.
Y al día siguiente cuando empezó a oscurecer se puso bajo la ventana y dijo:
-¡RAPÓNCHIGO!¡ RAPÓNCHIGOOOOO
deja caer tus cabellos!
Iratxe López de Munáin
Rápidamente cayeron los cabellos y el príncipe pudo subir.
Paul Zelinsky
Pero cuando le contó cómo le había impresionado su canción y que si no
Pero cuando le contó cómo le había impresionado su canción y que si no
la escuchaba todo el día no conseguiría encontrar la tanquilidad,
Rapónchido se tranquilizó.
Trina Schart Hyman
Después de esto Rapónchigo perdió el miedo y el príncipe le preguntó si quería casarse con él.
Henry J. Ford
Walter Crane, 1882
Pero poniéndo su mano sobre la de él le dijo:
-me iré encantada contigo pero tenemos un problema.
NO SÉ CÓMO BAJAR DE AQUÍ.
Laura Ramie
- La próxima vez que vengas trae un cordel de seda con el que pueda tejer
una escalera y cuando este lista bajaré y tú me montarás en tu caballo.
una escalera y cuando este lista bajaré y tú me montarás en tu caballo.
Ksenia Kareva
Durante un tiempo el hijo del rey iba todas las tardes,
Jessie M. King
subía a la torre
Isobel Lilian Gloag
y pasaban la tarde juntos.
La hechicera no sospechaba nada, pero un día mientras tejían Rapónchigo le dijo:
Trina Schart Hyman
-Dígame señora:
¿Cómo es que me cuesta mucho más subirla a usted que al hijo del rey?
¿Cómo es que me cuesta mucho más subirla a usted que al hijo del rey?
Kay Nielsen, 1925
Cuando la hechicera oyó aquello exclamó:
-embustera, me has estado engañando todo este tiempo.
Ernst Liebermann
Y agarró los cabellos de Rapónchido, rodeo con ellos su cuerpo...
Francis Philips
cogió unas tijeras y los cortó.
Pero no acabó aquí la cosa,
fue tan despiadada que llevó a Rapónchigo lejos de allí a un desierto
fue tan despiadada que llevó a Rapónchigo lejos de allí a un desierto
Amanda Gray, 2008
Y el mismo día en que la arrojó de su lado sujetó los mechones que había
cortado en el gancho de la ventana y cuando el hijo del rey gritó:
-¡RAPÓNCHIGO!¡ RAPÓNCHIGOOOOO
deja caer tus cabellos!
A. H. Watson
La hechicera dejó caer los cabellos cortados. Cuando el hijó del rey subió cual
no sería su sorpresa al encontarrse con la hechicera que le dijo:
Iratxe López de Munáin
-Tú te querías llevar a tu amada pero ella ya no está aquí,
el pájaro ha volado del nido y tu nunca más volverás a verla
Cuando el príncipe escuchó esas palabras sintió tal dolor que se puso fuera de sí
y en su desesperación cayó por la ventana.
Paul Zelinsky
Salvó su vida pero los espinos en los que cayó le sacaron los ojos.
A continuación erró solo y ciego por el bosque lamentándose por la pérdida de su amada.
Así estuvo algunos años y finalmente llegó al desierto donde vivía Rapónchigo
con los dos gemelos que había tenido: un niño y una niña.
Kris Waldher
Oyó una voz, y le pareció tan conocida, que se dirigió hasta allí
y al acercarse Rapónchigo lo reconoció y se echó a su cuello llorando
Simon Kozhin
Sus lágrimas humedecieron los ojos y en ese momento el príncipe pudo volver a ver.
Rapónchigo y el príncipe volvieron al reino y vivieron felices y contentos el resto de sus días.
Si os ha gustado y queréis leer más cuentos clásicos contados a partir de sus mejores ilustradores, pinchad en las siguientes imágenes.
|
|
|
|
||||||||
|
|
|
| ||||||||
|
¡Preciosos! Pero en especial, por su originalidad, me ha llamado la atención el de Laura Ramie. Gracias por compartir.
ResponderEliminar