domingo, 25 de mayo de 2014

CUENTOS EN 50 IMÁGENES: JACK Y LAS HABICHULAS MÁGICAS contado por sus mejores ilustradores


  

Érase una vez, una pobre viuda que vivía en una pequeña cabaña, sola con su hijo Jack.

Gennady Spirin

 Tenían como único bien una vaca lechera de nombre Lecheblanca.
 Era la mejor vaca de toda la comarca, daba siempre buena leche fresca 
para ella y el muchacho.

 Robert Makenzie

Pero de la noche a la mañana Lecheblanca dejó de dar leche y entonces no supieron qué hacer.

 Walter Crane, 1875

Un día en que había feria en el pueblo, Jack se ofreció a llevar la vaca al mercado. 
Su madre aceptó pues con el dinero que obtuviesen podrían vivir varios meses.

Jack salió temprano, pero antes de llegar a la feria se encontró con un hombre de apariencia
un poco extraña que le dijó:

-Buenos días, Jack

Arthur Rackham, 1913

-Buenos días- respondió Jack sorprendido de que el hombre supiese su nombre.

El hombre le preguntó:

-¿A dónde vas? 

Voy al mercado a vender la vaca- respondió Jack.

Margaret Evans Prince, 1921

Sí, tienes aspecto de necesitar vender la vaca -respondió el hombre- ¿Tú sabes
lo que son cinco judías?

Dos en cada mano y una en la boca -respondió Jack

Ya que eres tan listo, te propongo un cambio. Dame la vaca y yo te doy estas judías

 Arthur Rackham, 1933

En un principio Jack le dijo que no, pero cuando el extraño hombre le explicó que eran mágicas 
y que en una sola noche crecería una planta hasta el cielo, aceptó el trato.

A. H. Watson, 1927

Jack le dió la vaca al hombre y regresó  a casa con las judías.

John Hassall

Cuando regresó a casa estaba su madre esperándole. 

¿ No vienes con Lecheblanca? -le preguntó.
¿La has vendido? ¿Cuánto te han dado por ella?

Pero cuando le contó a su madre lo que había hecho,  los gritos de ésta se oían desde el pueblo de al lado

 - Eres un idiota, un animal. 

Mi mejor vaca, la mejor del pueblo, 
te has ganado una torta y otra y otra...

 Walter Crane, 1875

Jack se fue trite y apesadumbrado a dormir. Durante esa noche soñó que las semillas 
del jardín crecían y sacudían su casa.

 Steven Kellogg

 El tallo de la planta de habichuelas crecía 
y crecía tan grande que golpeaba su ventana…

 Margaret Evans Prince, 1921

Cuando el muchacho se despertó descubrió que el sueño era realidad, 
desde su ventana vio una enorme planta que subía hasta el cielo y
 se perdía entre las nubes.

 Jessie Willcox Smith, 1911

Antes de que su madre pudiera llamarlo, se escapó por la ventana y trepó por la enorme planta. 
 Subió y subió, y subió y subió, hasta pasar las nubes.
 Allí descubrió que la planta terminaba en un extraño país.

 Cerca, sobre una colina blanca, se levantaba un enorme castillo.

A. H. Watson, 1927 

Jack se acercó al castillo. En la puerta estaba parada una enorme mujer que lo miraba sorprendida. 

 John Hassall, 1904

Cuando estuvo casi debajo de ella, Jack le preguntó quién vivía en el castillo.
La mujer le dijo que era la casa de su esposo, un malvado ogro devorador de hombres.

 A. H. Watson, 1927

Jack tenía mucha, mucha hambre y, de manera muy amable, le preguntó si podía comer algo 
antes de volver a bajar por la gigantesca planta. 

Walter Crane, 1875

La mujer se enterneció por las palabras del joven y lo dejó pasar,
 le dio de tomar leche de cabra y un pedazo de pan. 

Cuando Jack estaba disfrutando de la comida sintieron un fuerte temblor en el desayuno.  

 Gennady Spirin

La mujer le advirtió que llegaba su marido y lo escondió debajo de una cazuela para que no lo viera.

¡Pum, pum, pum!

 Margaret Evans Prince

—Mejor es que te marches, muchacho, a mi esposo le gusta comer niños.

—¡Viene muy hambriento. Si te encuentra, te desayunará! —le dijo de la manera más tierna posible para una gigante como ella.
Cuando llegó el ogro, le pidió a su mujer la comida del día y se sentó a devorarla.

 Robert Mackenzie

 Pero antes de probar bocado se detuvo y comenzó a oler el aire y a resoplar:

—Fa… Fe… Fi… Fo… Fuuu.

HULO A CARNE DE NIÑOOOOOOOO
¿No tienes escondido por ahí alguno que pueda comer como pan?


La mujer le contestó que el olor era del niño que se había comido la noche 
anterior porque no había tenido tiempo de limpiar el horno.

Arthur Rackham, 1918

Después de comer, el ogro abrió un gran armario y cogió dos sacos llenos de oro.
 Se sentó y se puso a contar

 Matt Tavares

 Una vez contadas todas las monedas, se sentó nuevamente en la mesa
 y se tiró a dormir.

 Batten, 1890

Despacio, de puntillas, Jack aprovechó para salir ...

Charles Robinson, 1911

Pero no salió enseguida... justo cuando pasaba junto al ogro, cogió uno de los sacos lleno
de oro...

 Peter Newell, 1907

se lo puso al hombro...


y salió corriendo hasta que llegó a la mata.

Tiró el saco de oro, que obviamente fue a parar al jardín de su casa y una vez abajo le
contó a su madre lo que había sucedido.



George Cruikshank, 1854

Durante un tiempo vivieron del oro que había en el saco, pero cuando se terminó,
 Jack decidió volver a probar suerte en lo alto de la mata de judías.

 
 Jessie Willcox Smith, 1911

Así que una bonita mañana se levantó temprano, salió por la ventana y se puso a trepar y trepar
 por la planta hasta llegar a la casa del gigante

Buenos días -dijo Jack- ¿Sería tan amable de darme algo para comer?


Charles Robinson, 1911

La mujer absolutamente extrañada le contestó:

-Vete inmediatamente de aquí o mí marido te devorará. 

-Pero ¿No eres tú el muchacho que estuvo el día
 que a mi marido le faltaron dos bolsas de oro?

-¡Qué extraño! -contestó Jack- aunque si  no tuviese tanto hambre tal vez le podría contar...


Arthur Rackham, 1913

La mujer que era muy, muy curiosa le dejo pasar, pero  apenas había empezado a masticar cuando...

¡BUM, BUM, BUM...!

Era el ogro que se aproximaba a la casa.

Charles Robinson, 1911

La mujer escondió a Jack en el horno y todo volvió a desarrollarse como la primera vez.

El ogro entró y pidió  dos bueyes asados...

 Arthur Rackham, 1913

que se los comió de un bocado


 Gennady Spirin

Y pidió a su mujer que le trajese su gallina de los huevos de oro.

En cuanto ella se la trajo él le dijo a la gallina:

PON


 Arthur Rackham

y la gallina puso un huevo de oro

Y así uno tras otro 


Gennady Spirin

Hasta que el ogro se quedó dormido y se puso a dar unos ronquidos que temblaba toda la casa


Margaret Tarrant, 1927

Jack salió del horno avanzó de puntillas, cogió a la gallina


 George Cruikshank, 1854

Y mientras el ogro dormía se fue hacia la puerta y salió a la calle
 antes de que se pudiese contar hasta tres.


Pero la gallina se puso a cacarear y el ogró se despertó.

 Margaret Evans Prince, 1921

 Justo en el momento en el que Jack salía de la casa le oyó decir:

-Mujer, mujer ¿dónde has puesto la gallina de los huevos?

Y la mujer le contestó:

¿Qué dices?

John Hassall, 1904

Pero Jack no oyó más, pues corrió hasta la mata de judías
 y bajó y bajó como si le persiguiera un incendio.

 Warwick Goble, 1923

Cuando llegó a casa le enseño a su madre la gallina maravillosa y le dijo:

-¡PON!


Y cada vez que él se lo ordenaba la gallina ponía un huevo de oro.

Pero Jack todavía no estaba sastifecho y al poco decidió volver 
a lo alto de la mata de judías


George Cruiskshank, 1854

Cuando ya estaba muy cerca se escondió detrás de un matorral hasta que vio salir a la mujer del ogro.

Entoncés se metió en la casa y se escondió en un caldero de cobre.


H. M. Brock, 1914

Enseguida escuchó:

-Fi, Frei, Fo, Fan
huelo sangre de hombrecillo.

El ogro buscó por toda la casa pero como no encontró nada, 
se sentó a desayunar y le dijo a su mujer:

-Mujer, traeme el arpa de oro.

Niamh Sharkey

Ella se la trajo y la puso sobre la mesa:

Y él le dijo:

¡CANTA!

Y el arpa canto de forma maravillosa hasta que el ogro se quedó dormido

 

Jack levantó silenciosamente la tapa del caldero, cogió el arpa y se fue hacia la puerta.

Pero mientras corría el arpa gritó:

¡AMO! ¡AMO! 


Walter Crane, 1875

El ogró se despertó y vio a Jack corriendo tras la puerta.

Jack echó a correr con todas sus fuerzas perseguido por el ogro y seguro que le
 hubiese dado alcance de no ser por la ventaja que le llevaba.

John Hassall, 1904

Cuando llegó a la mata de judías, no le sacaba el ogro ni
veinte pasos de distancia.

Lancelot Speed, 1890

Entonces Jack desapareció.
 
Paul Woodroffe

El ogro que no se fiaba de una escalera así, se detuvo y de esa manera 
Jack ganó algo de ventaja, pero el arpa volvió a gritar:

-¡AMO! ¡AMO!

Margaret Tarrant, 1927

Cuando el muchacho ya casi había llegado al suelo, dijo:

¡Madre!¡Madre! ¡Tráeme un hacha!

Arthur Rackham, 1913

Su madre la trajo enseguida pero cuando llegó a la mata, se quedó paralizada
de miedo al ver las piernas del ogro salir de las nubes

Ella Dolbear Lee, 1917

Jack cogió el hacha y dio con ella un golpe muy fuerte a la mata de judías

John Hassall, 1904

El ogro cayó al vacío y se rompió la nuca.


Jack mostró a su madre el arpa de oro, y con el dinero que sacaban de la música
y de la venta de los huevos de oro, Jack y su madre se volvieron muy ricos...

Y vivieron felices hasta el final de sus días.

 Maxfield Parrish, 1923


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