Érase una vez, una pobre viuda que vivía
en una pequeña cabaña, sola con su hijo Jack.
Gennady Spirin
Tenían como único bien una
vaca lechera de nombre Lecheblanca.
Era la mejor vaca de toda la comarca, daba siempre buena
leche fresca
para ella y el muchacho.
Robert Makenzie
Pero de la noche a la mañana Lecheblanca dejó de dar leche y entonces no supieron qué hacer.
Walter Crane, 1875
Un día en que había feria en el pueblo,
Jack se ofreció a llevar la vaca al mercado.
Su madre aceptó pues con el dinero que obtuviesen podrían vivir varios meses.
Jack salió temprano, pero antes de llegar a la feria se encontró con un hombre de apariencia
un poco extraña que le dijó:
-Buenos días, Jack
Arthur Rackham, 1913
-Buenos días- respondió Jack sorprendido de que el hombre supiese su nombre.
El hombre le preguntó:
-¿A dónde vas?
Voy al mercado a vender la vaca- respondió Jack.
Margaret Evans Prince, 1921
Sí, tienes aspecto de necesitar vender la vaca -respondió el hombre- ¿Tú sabes
lo que son cinco judías?
Dos en cada mano y una en la boca -respondió Jack
Ya que eres tan listo, te propongo un cambio. Dame la vaca y yo te doy estas judías
Arthur Rackham, 1933
En un principio Jack le dijo que no, pero cuando el extraño hombre le explicó que eran mágicas
y que en una sola noche crecería una planta hasta el cielo, aceptó el trato.
A. H. Watson, 1927
Jack le dió la vaca al hombre y regresó a casa con las judías.
John Hassall
Cuando regresó a casa estaba su madre esperándole.
¿ No vienes con Lecheblanca? -le preguntó.
¿La has vendido? ¿Cuánto te han dado por ella?
¿ No vienes con Lecheblanca? -le preguntó.
¿La has vendido? ¿Cuánto te han dado por ella?
Pero cuando le contó a su madre lo que había hecho, los gritos de ésta se oían desde el pueblo de al lado
- Eres un idiota, un animal.
Mi mejor vaca, la mejor del pueblo,
te has ganado una torta y otra y otra...
Walter Crane, 1875
Jack se fue trite y apesadumbrado a dormir. Durante
esa noche soñó que las semillas
y crecía tan grande que
golpeaba su ventana…
Margaret Evans Prince, 1921
Cuando el muchacho se despertó descubrió
que el sueño era realidad,
desde su ventana vio una enorme planta que subía hasta el cielo y
se perdía entre las nubes.
Jessie Willcox Smith, 1911
desde su ventana vio una enorme planta que subía hasta el cielo y
se perdía entre las nubes.
Jessie Willcox Smith, 1911
Antes de que su madre pudiera llamarlo,
se escapó por la ventana y trepó por la enorme planta.
Subió y subió, y subió y subió, hasta pasar las nubes.
Allí descubrió que la planta terminaba en un extraño país.
Cerca, sobre una colina blanca, se levantaba un enorme castillo.
Subió y subió, y subió y subió, hasta pasar las nubes.
Allí descubrió que la planta terminaba en un extraño país.
Cerca, sobre una colina blanca, se levantaba un enorme castillo.
A. H. Watson, 1927
Jack se acercó al castillo. En la puerta estaba parada una enorme mujer
que lo miraba sorprendida.
John Hassall, 1904
Cuando estuvo casi debajo de ella, Jack le
preguntó quién vivía en el castillo.
La mujer le dijo que era la casa de su esposo, un malvado ogro devorador de hombres.
A. H. Watson, 1927
Jack tenía mucha, mucha hambre y, de
manera muy amable, le preguntó si podía comer algo
antes de volver a
bajar por la gigantesca planta.
Walter Crane, 1875
La mujer se enterneció por las palabras
del joven y lo dejó pasar,
le dio de tomar leche de cabra y un pedazo de
pan.
Cuando Jack estaba disfrutando de la comida sintieron un fuerte
temblor en el desayuno.
Gennady Spirin
La mujer le advirtió que llegaba su marido y lo
escondió debajo de una cazuela para que no lo viera.
—Mejor es que te marches, muchacho, a mi esposo le gusta comer niños.
—¡Viene muy hambriento. Si te encuentra, te desayunará! —le dijo de la manera más tierna posible para una gigante como ella.
Cuando llegó el ogro, le pidió a su
mujer la comida del día y se sentó a devorarla.
Robert Mackenzie
Pero antes de probar
bocado se detuvo y comenzó a oler el aire y a resoplar:
—Fa… Fe… Fi… Fo… Fuuu.
HULO A CARNE DE NIÑOOOOOOOO
HULO A CARNE DE NIÑOOOOOOOO
¿No tienes escondido por ahí alguno que pueda comer como pan?
La mujer le contestó que el olor era del
niño que se había comido la noche
anterior porque no había tenido
tiempo de limpiar el horno.
Arthur Rackham, 1918
Después de comer, el ogro abrió un gran armario y cogió dos sacos llenos de oro.
Se sentó y se puso a contar
Se sentó y se puso a contar
Matt Tavares
Una vez contadas todas las monedas, se sentó nuevamente en la mesa
y se tiró a dormir.
y se tiró a dormir.
Batten, 1890
Despacio, de puntillas, Jack aprovechó para salir ...
Charles Robinson, 1911
Pero no salió enseguida... justo cuando pasaba junto al ogro, cogió uno de los sacos lleno
de oro...
Peter Newell, 1907
se lo puso al hombro...
y salió corriendo hasta que llegó a la mata.
Tiró el saco de oro, que obviamente fue a parar al jardín de su casa y una vez abajo le
contó a su madre lo que había sucedido.
George Cruikshank, 1854
Durante un tiempo vivieron del oro que había en el saco, pero cuando se terminó,
Jack decidió volver a probar suerte en lo alto de la mata de judías.
Jessie Willcox Smith, 1911
Así que una bonita mañana se levantó temprano, salió por la ventana y se puso a trepar y trepar
por la planta hasta llegar a la casa del gigante
Buenos días -dijo Jack- ¿Sería tan amable de darme algo para comer?
Charles Robinson, 1911
La mujer absolutamente extrañada le contestó:
-Vete inmediatamente de aquí o mí marido te devorará.
-Pero ¿No eres tú el muchacho que estuvo el día
que a mi marido le faltaron dos bolsas de oro?
-¡Qué extraño! -contestó Jack- aunque si no tuviese tanto hambre tal vez le podría contar...
Arthur Rackham, 1913
La mujer que era muy, muy curiosa le dejo pasar, pero apenas había empezado a masticar cuando...
¡BUM, BUM, BUM...!
Era el ogro que se aproximaba a la casa.
Charles Robinson, 1911
La mujer escondió a Jack en el horno y todo volvió a desarrollarse como la primera vez.
Arthur Rackham, 1913
que se los comió de un bocado
Gennady Spirin
Y pidió a su mujer que le trajese su gallina de los huevos de oro.
En cuanto ella se la trajo él le dijo a la gallina:
PON
Arthur Rackham
y la gallina puso un huevo de oro
Y así uno tras otro
Gennady Spirin
Hasta que el ogro se quedó dormido y se puso a dar unos ronquidos que temblaba toda la casa
Margaret Tarrant, 1927
Jack salió del horno avanzó de puntillas, cogió a la gallina
George Cruikshank, 1854
Y mientras el ogro dormía se fue hacia la puerta y salió a la calle
antes de que se pudiese contar hasta tres.
Pero la gallina se puso a cacarear y el ogró se despertó.
Margaret Evans Prince, 1921
Justo en el momento en el que Jack salía de la casa le oyó decir:
-Mujer, mujer ¿dónde has puesto la gallina de los huevos?
Y la mujer le contestó:
¿Qué dices?
John Hassall, 1904
Pero Jack no oyó más, pues corrió hasta la mata de judías
y bajó y bajó como si le persiguiera un incendio.
Warwick Goble, 1923
Cuando llegó a casa le enseño a su madre la gallina maravillosa y le dijo:
-¡PON!
Y cada vez que él se lo ordenaba la gallina ponía un huevo de oro.
Pero Jack todavía no estaba sastifecho y al poco decidió volver
a lo alto de la mata de judías
George Cruiskshank, 1854
Cuando ya estaba muy cerca se escondió detrás de un matorral hasta que vio salir a la mujer del ogro.
Entoncés se metió en la casa y se escondió en un caldero de cobre.
H. M. Brock, 1914
Enseguida escuchó:
-Fi, Frei, Fo, Fan
huelo sangre de hombrecillo.
El ogro buscó por toda la casa pero como no encontró nada,
se sentó a desayunar y le dijo a su mujer:
-Mujer, traeme el arpa de oro.
Niamh Sharkey
Ella se la trajo y la puso sobre la mesa:
Y él le dijo:
¡CANTA!
Y el arpa canto de forma maravillosa hasta que el ogro se quedó dormido
Jack levantó silenciosamente la tapa del caldero, cogió el arpa y se fue hacia la puerta.
Pero mientras corría el arpa gritó:
¡AMO! ¡AMO!
Walter Crane, 1875
El ogró se despertó y vio a Jack corriendo tras la puerta.
Jack echó a correr con todas sus fuerzas perseguido por el ogro y seguro que le
hubiese dado alcance de no ser por la ventaja que le llevaba.
Cuando llegó a la mata de judías, no le sacaba el ogro ni
veinte pasos de distancia.
Entonces Jack desapareció.
El ogro que no se fiaba de una escalera así, se detuvo y de esa manera
Jack ganó algo de ventaja, pero el arpa volvió a gritar:
-¡AMO! ¡AMO!
Margaret Tarrant, 1927
¡Madre!¡Madre! ¡Tráeme un hacha!
Arthur Rackham, 1913
Su madre la trajo enseguida pero cuando llegó a la mata, se quedó paralizada
de miedo al ver las piernas del ogro salir de las nubesElla Dolbear Lee, 1917
Jack cogió el hacha y dio con ella un golpe muy fuerte a la mata de judías
John Hassall, 1904
El ogro cayó al vacío y se rompió la nuca.
Jack mostró a su madre el arpa de oro, y con el dinero que sacaban de la música
y de la venta de los huevos de oro, Jack y su madre se volvieron muy ricos...
Y vivieron felices hasta el final de sus días.
Maxfield Parrish, 1923
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