Decir que la infancia no es un camino de rosas es descubrir bastante poco pero a veces los mayores, los padres, los maestros, los abuelos... nos solemos olvidar de que las cosas no siempre son fáciles para los más pequeños, de que entender las normas en ocasiones lleva su tiempo... en definitiva nos solemos olvidar de ponernos en su lugar. El libro de hoy va dedicado a todos nosotros, en especial a los maestros pues es todo un homenaje al colegio.
Su protagonista es Lily una pequeña ratoncita encantadora a la que le apasiona la escuela:
A Lily le encantaba el colegio.
Le gustaban los lápices con la punta bien afilada.
Le gustaba el chirrido de la tiza.
Y
le gustaba el ruido que hacían sus botas: clik-clik-clik
cuando
caminaba por el largo y reluciente pasillo.
Pero lo que más le gusta de todo, hasta el punto de querer convertirse en maestra cuando sea mayor, es el señor Slinger un artista excéntrico que tiene por maestro.
Todo marcha perfecto, Lilly es feliz con un profesor que les entiende y además de enseñarles les deja ese espacio necesario para que puedan expresarse ellos mismos, pero un día las cosas cambian. Lily dedice llevar al colegio los regalos que su abuela le ha comparado en el fin de semana: unas gafas propias de una estrella de cine, tres brillantes... y lo mejor de todo, un bolso de plástico morado que cuando lo abres toca una alegre melodía.
Y aquí aparece el conflicto pues Lilly no se da cuenta de que cada cosa tiene su tiempo y hace todo lo que está en su mano para llamar la atención de sus compañeros y enseñarles sus maravillosas adquisiciones.
Sus continuas llamadas de atención hacen enfandar a su idolotrado Sr. Slinger que confisca sus tesoros hasta el final del día en su mesa. Os podéis figurar el enfado, la tristeza, la pena, la decepción que siente Lilly en ese momento. Ella que ha llevado su mayor tesoro y no le han dejado mostrarlo.
Por supuesto Mr. Slinger sabrá reconducir los sentimientos de esta entusiasta alumna cuya historia encarna a la perfección las pasiones, los gozos, las penas, las alegrías y las desesperaciones que viven todos los niños en sus relaciones con sus compañeros, con sus profesores o con sus familias.
Un estupendo libro firmado por David Henkes, otro de esos nombres importantes dentro de la literatura infantil. Sus libros entre los que destacaríamos títulos como Wendell, Julius el rey de la casa, Crisantemo (1991), Owen (1994), Prudencia se preocupa, sin olvidarnos, por supuesto de Lilly y su bolso de plástico morado (1996) están creados desde una profunda y respetuosa cercanía a la infancia que les ayudan al conocimiento de momentos especiales, de situaciones que no por cotidianas dejan de ser complicadas para ellos.
Podríamos decir sin miedo a ser pretenciosos que los libros de David Henkes podemos verlos como pequeños tratados de psicología infantil. En el que hoy os hemos propuesto se nos muestran emociones, conductas o situaciones tanto de
niños como de adultos que nos ayudarán a ser más cómplices con
la infancia y ellos a comprender que cada cosa tiene su tiempo y que nadie es bueno ni malo por una única acción.
Los libros son a menudo el primer contacto con el arte que tienen
los niños.
Teniendo esto en mente me impulsa a hacer los mejores libros
para ellos.
Sé lo importante que los libros fueron en mi infancia.
Sin
ellos, no podría ser el escritor y artista que soy hoy.
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