sábado, 22 de marzo de 2014

Caperucita roja dibujada por los mejores

Maxfield Parrish, 1897

Érase una vez una niña encantadora a la que todo el mundo tomaba
cariño con sólo mirarla, pero la persona que más le quería era su abuelita. En cierta ocasión 
su abuelita le regaló una capuchita de terciopelo rojo [...] y desde entonces todos le llamaron 

CAPERUCITA ROJA.


Un día su mamá le dijo:

-Ven, Caperucita, toma este trozo de tarta y esta botella de leche
y llévaselos a la abuelita que está malita y esto le reanimará.

John Everett Millais, 1865

Ponte en camino antes de que se haga de noche y ve formalita, 
no te entretengas y no te desvíes de tu camino.

Jennie Harbour, 1920

Pero la abuela vivía lejos, al otro lado del bosque y en cuanto Caperucita se adentró 
en el bosque se encontró con el lobo.

Harry Clarke, 1922

Pero como Caperucita no sabía que el lobo era un animal peligroso  no
 se asustó cuando le vio y comenzó a hablar con él.

Buenos días, Caperucita- dijo el lobo

Y caperucita le respondió muy educada:

Gracias lobo, igualmente.

Arthur Rackham, 1909

¿Dónde vas tan temprano, Caperucita?

A casa de mi abuelita.

¿Y qué llevas bajo el delantal?

Tarta y leche que está enferma y débil y debe recuperar fuerzas.

Jessie Willcox Smith, 1919

-Caperucita, ¿dónde vive tu abuelita? ¿vive lejos?- le siguió preguntando el lobo

Sí, sí, siguiendo por el bosque debo caminar un cuarto de hora, 
la casa que está al lado del molino.

 Rie Cramer, 1925

El lobo penso para sus adentros:

 "Esta criatura tan joven seguro que es mucho más sabrosa que la abuela. 
Tengo que actuar con astucia, porque así, tal vez, me pueda comer a las dos"

 Jennie Harbour, 1920

Caperucita ves que paisaje tan maravilloso tenemos, 
fíjate que maravillosas flores hay por todas partes. 
¿Por qué no echas una mirada? 

 Carl Larsson, 1881

Caperucita alzó la vista y pensó: 

"Si llevo a la abuelita un ramillete de flores frescas, 
seguro que le daré una alegría. Todavía es temprano, así que llegaré a tiempo"

Walter Crane, 

Y se apartó del camino y se puso a coger flores.

John Hassal, 1898

 
Rie Cramer, 1925

Mientras Caperucita cogía flores el lobo se fue directo a casa de la abuelita y llamó a la puerta

Walter Crane

¿Quién está ahí fuera?- preguntó la abuelita

Caperucita, que te trae tarta y leche. Ábreme por favor -contestó el lobo.

Baja el picaporte. Estoy demasiado débil como para levantarme.

W. Momberger, 1856

El lobo bajo el picaporte y sin decir ni una sola palabra, 
se dirigió hacia la cama de la abuelita 
 

 Rie Cramer, 1925

... y se la tragó.

Gustave Doré, 1861

Luego se puso sus ropas, se colocó la cofia en la cabeza y se metió en la cama.

 Millicent Sowerby, 1909

Entre tanto Caperucita que había estado corriendo de un lado a otro buscando flores 
se volvió a poner en camino. Cuando llegó a la casa se sorprendió 
de que la puerta estuviese abierta.

Lucien Laforge, 1920

Y cuando entró en la habitación tuvo una sensación muy extraña.

Fleury-François Richard, 1820

Dio los buenos días pero como nadie contestaba se acercó hasta la cama, 
descorrió las cortinas

Arthur Rackham, 1920

Y entonces vio a la abuela acostada, con la cofia metida hasta la barbilla 
y con un aspecto bastante raro.

Isabel Tarrant, 1915

-¡Ay abuelita!¡Qué orejas más grandes tienes!

- Son para oírte mejor.

-¡Ay abuelita!¡Qué ojos más grandes tienes!

-Son para verte mejor.

-¡Ay abuelita!¡Qué manos más grandes tienes!

-Para poder cogerte mejor.

Gustave Doré, 1861

-¡Ay abuelita!¡Qué boca tan grande y horrible tienes!

ES PARA COMERTE MEJOOOOOR
 
Sara Moon, 1983

Una vez que el lobo hubo saciado su apetito, volvió a costarse en la cama 
y empezó a roncar sonoramente. Y justamente en ese momento 
un cazador pasaba muy cerca de la casa.

Lisbeth Zwerger, 1983

¡Hay que ver como ronca la abuela! Voy a entrar a ver si necesita algo 
-pensó para sus adentros.

Y cuando entró en la casa y se acercó a la cama vio que el que estaba acostado era el lobo. [...] 
Cuando estaba preparado para lanzarle su hacha...

Frank Adams
...Se le ocurrió pensar que el lobo podía haberse comido a la abuelita...
Cogió unas tijeras y empezó a cortarle la panza.


Y cuando no había dado dos cortes de la tripa salió caperucita 
muy asustada [...] y después salió la abuelita.

Walter Crane

Caperucita fue entonces a buscar unos presduscos, con los que llenaron la panza y 
cuando el lobo se despertó intento levantarse de un salto pero su tripa
 le pesaba tanto que se cayó al suelo y se mató.

Lisbeth Zwerger, 1983

Y tanto el cazador como la buelita y caperucita se pusieron muy contentos y Caperucita prometió que jamás en su vida se apartaría del camino cuando fuese sola por el bosque si su mamá se lo había prohibido.



2 comentarios:

  1. ¡No me hagáis esto! Me he vuelto loca pineando :D :D Qué maravilla de post ¡Gracias!

    ResponderEliminar