lunes, 31 de marzo de 2014

Blancanieves contada por sus mejores ilustradores




Si queréis ver la primera parte del cuento,  pinchad aquí.


Y así, tendida en el suelo como si estuviese muerta, la encontraron los enanitos
 cuando volvieron a casa para la cena.
La levantaron, y al ver que el nudo le estaba ahorcando, cortaron la cinta y 
la niña comenzó  a respirar nuevamente.

Theodor Hosemann, 1852

Cuando Blancanieves les contó la historia no dudaron ni un minuto que la vendora era la madrastra e
 hicieron prometer a Blancanieves que nunca volvería a abrir la puerta a nadie si estaba sola.

Por otra parte la madrastra en cuanto volvió a palacio lo primero que hizo fue mirarse al espejo y 
preguntarle:
-Espejito, espejito que me ves,
¿Quién es la más hermosa 
del reino?

Arthur Rackham, 1909
 
 A lo que el espejo respondió:

-Oh, reina, no hay duda de que aquí usted sois las más hermosa.
Pero Blancanieves, que vive allá entre los siete montes con los
 enanitos os supera mil veces en belleza.
Al escucharlo , su corazón dio un vuelco y pensó:

-Ahora si que voy a idear algo que te aniquile.

 Guy Sabran, 1949

Y con todas las brujerías que conocía preparó un peine envenenado. Se disfrazo nuevamente de otra vieja mujer 
y se puso en camino a la casa de Blancanieves.

Una vez allí volvió a pregonar a voz en grito:

-¡Vendo buena mercancía! ¡Buena mercancía!

Pero Blancanieves le invitó a que se marchase pues no podía abrir la puerta a nadie.

Darcy May, 1994 

Pero podrás ver la mercancía- le dijo la vendedora.

A Blancanieves le gusto tanto que quiso comprarlo y cuando se pusieron de acuerdo
 en el precio la vieja le dijo:

Ahora te voy a peinar como es debido. 
 
 Angela Barret, 1991

La pobre Blancanieves que no sospechaba nada se dejo.

Y en cuanto la vieja rozó el peine entre sus cabellos, 
el veneno empezó a actuar y Blancanieves cayó al suelo sin sentido


La madrastrase se fue a su Palacio pero por fortuna pronto se hizo de noche y los enanitos volvieron a su casa. 
Al ver a Blancanieves tumbada en el suelo y como muerte enseguida sospecharon de la madratra;
Buscaron el motivo, y encontraron el peine envenenado;

John Batten, 1916

Y en cuanto lo quitaron Blancanieves volvió en sí y les contó lo ocurrido. 

Los enanitos muy preocupados volvieron a insistirle que no habriese
 la puerta a nadie en su ausencia.

Trina Schart Hyman, 1974

En cuanto la reina llego a palacio lo primero que hizo fue ir a sus aposentos en busca de su espejo.



Iban Barrenetxea

Y una vez allí, se colocó frente a él y le dijo.

-Espejito, espejito mágico,
¿Quién es la más hermosa 
del reino?

 Millicent Sowerby, 1909

-Oh, reina, no hay duda de que aquí usted sois las más hermosa.
Pero Blancanieves, que vive allá entre los siete montes con los
 enanitos os supera mil veces en belleza.

John Patience

Cuando la reina escuchó hablar así al espejo, se estremeció y la rabia empezó a corroer su cuerpo.

Aunque me cueste la vida, Blancanieves 
MORIRAAAAA

Y a continuación se metió en un aposento que solo ella conocía....

 
Nancy Ekholm Burkert, 1972

... y preparó una manzana envenenada.

Tuvia Kurtz, 1937

Por fuera se veía muy apetitosa pero quien comiese un solo mordisco moriría.

Cuando la manzana estuvo preparada, se volvió a disfrazar, esta vez de campesina y  se marchó por los 
siete montes hasta la casa de los siete enanitos.

 Harry Clarke

Tocó la puerta y Blancanieves se asomó a la ventana y le dijo:

No puedo abrir la puerta a nadie, los siete enanitos me lo han prohibido.

Como quieras, ya venderé en otra parte mis manzanas, pero toma te regalo una.

No, no puedo aceptar- volvió a insistir Blancanieves

Iban Barrenetxea.

¿Temes que esté envenenada?- preguntó la vieja.

Mirá voy a cortar la manzana en dos partes; una para tí y la otra me la comeré yo.

Gustav Tenggreen, 1923

Pero la manzana estaba preparada de tal manera que solamente una de las partes contenía veneno. 

Cuando Blancanieves vio que la campesina comía de ella, no pudo resistir la tentación por más tiempo, sacó la mano y cogió la mitad envenenada. Pero en cuanto la manzana rozó sus labios...

Jennie Harbour, 1920

...cayó muerta al suelo.

La reina la observó con perfida mirada y riéndose dijo:

-¡Blanca como la nieve, roja como la sangre y negra como el ébano!

En cuanto volvió a Palacio le preguntó al espejo.

Charles Robinson, 1911

-Espejito, espejito mágico,
¿Quién es la más hermosa 
del reino?

A lo que, por fin, este respondió:

-Reina, de todo el reino sois vos la más hermosa.


Arthur Rackham, 1909

Cuando los enanitos llegaron por la noche a su casa, encontraron a Blancanieves en el suelo; 
no respiraba y estaba muerta.

La levantaron y buscaron algo venenoso, le desabrocharón el cinturón, peinaron sus cabellos, 
los lavaron... pero todos sus esfuerzos eran inútiles:
 su querida niña estaba muerta

Kay Nielsen, 1914

La pusieron en un féretro se sentaron alrededor y la lloraron tres días seguidos.

Luego la quisieron enterrar pero todavía se veía tan bella, como si estuviese viva, 
así que decidieron dejarla con ellos.

Le hicieron un sarcófago de cristal, en el que se podía mirar por todos los lados;
 la colocaron dentro y pusieron en letras doradas su nombre.

 Gustav Tengreen

Entonces colocaron el sarcofago en la cima de la motaña y uno de ellos 
se quedaba siempre haciendo guardia.

Maxfield Parrish, 1912

Así yació Blancanieves durante mucho tiempo, hasta que un día un príncipe 
perdido llegó un día a casa de los enanitos. Al ver el sarcófago el montaña 
y a Blancanieves dentro...

Heinrich Leffler Joseph

... se enamoró de ella y pidió a los enanitos:

-Dejádme el sarcófago; os daré por él lo que me pidáis.

A lo que ellos le respondieron:

-No os lo daremos ni por todo el dinero del mundo.


Entonces regaládmelo- dijo el Príncipe- pues no podré vivir sin contemplar a Blancanieves

Al oírle hablar así, los enanitos se compadecieron del príncipe y le dieron el sarcófago. El príncipe ordenó a sus lacayos que lo llevarán sobre sus hombros. Pero entonces ocurrió algo impensable, los lacayos tropezaron
 con un arbusto y con la sacudida  Blancanieves vomitó el trocito de manzana que había comido.

Al rato abrió los ojos, se incorporó y revivió otra vez.

Franz Jüttner, 1905

-Oh Dios mío ¿Dónde estoy?- preguntó Blancanieves.

El príncipe lleno de alegría le respondió:

Estás conmigo.

Y contándole lo que había sucedido, añadió:

-Te quiero más que a nada en el mundo. Ven conmigo al Palacio de mi padre y serás mi esposa.


Nancy Ekholm Burkert, 1972

A Blancanieves le pareció bien y se fue con él.
Y fueron felices para siempre.

Bess Livings

Pero, ¿qué paso con la madrastra?
 Eso lo contaremos otro día


1 comentario:

  1. Algunas ilustraciones son auténticas gemas.
    Te he linkeado.
    Gracias por compartir tan buenas producciones.
    Un saludo

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