¿Quién de niño no ha tenido miedo a la oscuridad? ¿Quién no ha necesitado en algún momento que prendieran una pequeña luz que le acompañase y así poder dormir tranquilo? El protagonista de la historia de hoy es uno de esos niños que teme la oscuridad. A él le gustas las linternas...
Y las lámparas
y las antorchas y las farolas
y los faros y los resplandores
y las velas y los rayos
y los relámpagos
Pero no le gustaba la NOche.
Recorría toda su casa, desde el salón al sótano, pasando por la despensa, el desván, la alacena... leyendo, comiendo, paseando en bici pero jamás lo hacía afuera…en la noche.... Nuestro amigo miraba a través de su ventana como los niños jugaban en las noches de verano... los veía aparecer y desaparecer en la oscuridad, corriendo felices... pero él se quedaba arriba en su cuarto, con sus lámparas y linternas, con sus faroles y candelabros, completamente sólo.
Pero la historia cambió una noche que los padres de nuestro niño no estaban y el aprovechó su soledad para encender todas las luces de su casa -las de la entrada, las del vestíbulo, las de la despensa..., las luces pálidas y las rosadas, las del salón, las de la cocina...- En esas estaba cuando escuchó un golpe en la ventana. Tras él una sombra y una voz que decía:
¡Hola!
Era una niña, de cara blanca como la luna y pelo negro que apostada en la puerta se presentó:
Me llamo Oscuridad [...]
y yo te presentará a la noche y seréis amigos...
Y hasta aquí voy a leer, solamente decir que esta niña le enseña algo terriblemente valioso a nuestro protagonista que hubiese fascinado descubrir, a una miedosa como yo, cuando era pequeña. La noche no es sinónimo de ausencia de luz, de oscuridad, de miedo... La noche es ese momento mágico en el que se encienden las estrellas, suenan las ranas y aparece la gran luna blanca y el miedo lo único que nos hace es perdernos todo lo maravilloso que ella nos puede ofrecer.
NO apago la luz simplemente
enciendo la Noche.
Una preciosa y poética historia que Ray Bradbury, ese maestro de la ciencia ficción y la literatura fantástica escribió para su hijo. Bradbury, como tantos otros, fue un niño que temía la oscuridad. Pasaron los años, creció y se dio cuenta que la noche era maravillosa, que estaba llena de vida y que sus miedos, su obsesión por vivir en un mundo iluminado, le habían impedido vivir esas maravillas que solo suceden de noche. Probablemente por ello, para impedir que su hijo por miedos dejará pasar cosas importantes, dejará de vivir una vida plena decidió escribir este libro: toda una sana invitación a expulsar los miedos inútiles de nuestra vida y a abrirnos a vivirla de par en par.
Un libro que ha sido ilustrado por muchos. En la última edición que yo conozco en castellano publicada por Kokinos lla parte gráfica corre a cargo de Noemí Villamuza. Unas ilustraciones en las que utiliza ese lápiz y esos volúmenes redondeados tan característicos de su estilo y en donde la luz y el color están empleadas de manera soberbia. Noemí consigue trasmitirnos con su propuesta una calidez y una intimidad que recogen de manera fiel la esencia y el tono delicado y poético del texto de Bradbury. Realmente bueno el trabajo de esta artista que con unos elementos muy austeros, dando primacía absoluta a la mirada, a los sentimientos, a la expresión consigue reforzar el valor de esta preciosa historia y estimular la imaginación del lector.
Si te apetece seguir leyendo títulos que hemos reseñado pincha en el siguiente enlace.
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