miércoles, 8 de enero de 2014

Vamos a cazar a un oso, de Michel Rosen y Helen Oxenbury.

Hoy toca recomendación literaria y el libro elegido es otro de esos clásicos imprescindibles en toda biblioteca infantil. Su título We're Going On A Bear Hunt, traducido al castellano como Vamos a cazar un oso  de Michael Rosen con ilustraciones de Helen Oxenbury.



En él se nos cuenta una divertida historia a través de una canción popular en la que unos niños  acompañados por su perro, una mañana de domingo, deciden salir con paso firme y la canción en sus bocas a la caza de un enorme oso. 

We´re going on a bear hunt,                         Vamos a cazar un oso,
We´re going to catch a big one.                     un oso grande y peligroso.
What a beautiful day                                 ¿Quién le teme al oso?
                                                                  !Nadie!
      We´re not scared                                  Aquí no hay ningún miedoso.

Para aquellos que conocéis el libro no os creáis que me estoy inventando la historia. Ya se que normalmente se dice que los protagonistas son una familia con sus cuatro hijos y también que habitualmente se comenta la ausencia de la mamá, pero todo ello está perfectamente aclarado en un artículo publicado en The Guardian en el que Helen Oxenbury nos saca del error y nos cuenta como, desde la más absoluta libertad dada por Michael Rosen a la hora de crear las ilustraciones, decidió plasmar a sus propios hijos sin la intervención de ningún adulto que pudiera enturbiar la historia.  Aclaraciones aparte volvamos al argumento.


El reto de cazar un oso no parece tarea pequeña y las diferentes situaciones y los obstáculos que tendrán que superar hasta llegar a su objetivo serán muchos y variados. Atravesarán un  prado de alta hierba (suish, suash), un profundo río (glo, glo, glorogló), el pegajoso lodo (plochi, plochi), un frondoso bosque verde (túpiti, túpiti), una importante tormenta de viento y nieve (suuu, fuuu, juuu)... para por fin llegar a una oscura y profunda cueva en la que vive... EL OSOOOO.


Si bien la historia ya de por si es divertida, la manera en la que Michael Rosen introdujo elementos como la tormenta de nieve o el bosque, onomatopeyas para describir cada una de las situaciones y ritmo a la estructura del libro a través de la continua repetición del estribillo de la canción la hacen absolutamente fascinante para los niños. Pero como el propio autor cuenta el libro no solamente está hecho con este este juego de palabras en el que él participa e invita al niño a cantar con él, sino que Helen Oxenbury tuvo mucho que ver a la hora de crear esta pequeña joya que ha enganchado a adultos y niños desde su aparición en 1989.




Las ilustraciones de Oxenbury tejen todo un argumento paralelo alrededor del sonoro juego verbal creado por Michael Rosen mediante el uso del color y de la expresión. La historia comienza a todo color con los cinco miembros de la familia felices y despreocupados pero ya en el primer obstáculo que se encuentran aparece una de las normas no escritas del libro: todas las dificultades -o más bien, como comenta Oxenbury, toda vez que contemplan por primera vez el peligro- serán presentadas con ilustraciones en blanco y negro frente a las acuarelas a color que las tiene reservadas para el momento de la acción o de los obstáculos superados. Unos peligros que conforme va desarrollándose la historia se van haciendo más y más amenazantes con la consiguiente desaparición de esa maravillosa sonrisa con la que empezaban hasta llegar al climax  de la historia en esa doble página que nos muestra a los cinco hermanos corriendo y al oso siguiéndoles los talones.


Alegría, sorpresa, miedo, estupefacción, sosiego, felicidad... expresados en el rostro de los niños y en ese oso final de hombros caídos, triste y deprimido que, lejos de buscar una suculenta cena, lo único que pretendía eran jugar con sus nuevos amigos. Imágenes que sirven para mostrar perfectamente lo que para Helen Oxenbury es el gran reto de la ilustración: transmitir emociones económicamente.

Un estupendo cuento que da pie a muchas lecturas. Perfecto para leer cuando el niño es bebé y captamos su atención mediante la repetición, la rima y las onomatopeyas pero perfecto también para cuando el niño tiene tres o cuatro años y quiere interactuar con la historia. Y porque no, para esos primeros lectores que desean afrontar de manera autónoma la lectura.


No será este el único libro que recomendemos de este poeta, profesor, locutor o guionista que es Michael Rosen ni por supuesto de Helen Oxenbury. Dos de los más brillantes autores británicos del momento, con una sólida carrera a sus espaldas -no estamos descubriendo nada pues han obtenido premios tan prestigiosos como la Medalla Kate Greenaway en el caso de Helen Oxenbury o el British Children's Laureate de Rosen-. Para aquellos que quieran conocer un poquito más de su obra pinchando aquí  iréis a la página web de Michael Rosen en la que, además de encontrar una bibliografía completa tanto de sus trabajos para niños como para adultos, podréis ver y escuchar algunos de sus trabajos para la radio, la televisión o simplemente a él recitando sus libros. Algo que merece mucho la pena.

Y ésta va a ser precisamente la manera en la que vamos a acabar este artículo: escuchando lecturas de su libro. Os dejo dos de las muchas que hay en youtube. La primera la divertidísma versión recitada por el propio Michael Rosen, la segunda una animación realizada a partir de las ilustraciones de Helen Oxenbury.

Pese a estar en inglés, merecen mucho la pena. Espero que las disfrutéis.




Una última cosita. El libro ha sido publicado en castellano por la editorial Ekaré y ya debe ir por la  décima edición. No será difícil encontrarlo.

FUENTES

http://www.theguardian.com/books/2012/nov/05/how-we-made-bear-hunt

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