Arthur Rackman, 1920
Érase una vez un rey y una reina que estaban tan afligidos por no tener hijos que no había palabras para expresarlo. Cierto día estando la reina bañándose en el río, saltó una rana a la orilla y le dijo:
-Se cumplirá tu deseo; antes de un año darás a luz a una niña.
Arthur Rackman, 1920
Y así fue, la Reina tuvo una niña tan hermosa que el Rey no cabía en sí de gozo y organizó una gran fiesta a la que acudieron todos sus parientes, amigos y conocidos tanto de su corte como de los reinos vecinos.
Edmund Dulac,
Una fiesta a la que también acudieron como invitadas las hadas buenas del reino con el fin de que
cada una de ellas obsequiará a al bella princesa con un don. [...] Una le otorgó la virtud; la segunda,
la belleza; la tercera, la riqueza; y así, sucesivamente hasta que...
Harry Clarke, 1922
...De pronto, cuando ya nadie la esperaba, llegó una vieja hada a la que nadie había invitado...
Edmund Dulac,
...y deseándose vengar por no haber sido llamada a la fiesta, sin saludar ni mirar a nadie exclamó:
-Cumpla quince años la princesa se pinchará
con un huso y
con un huso y
MORIRÁAAA
H. J. Ford, 1889
Todos los presentes quedaron aterrados. Pero todavía faltaba la última hada por conceder su don
y si bien no tenía poder para anular la fatídica sentencia, si podía atenuarla.
Se adelantó y dijo:
y si bien no tenía poder para anular la fatídica sentencia, si podía atenuarla.
Se adelantó y dijo:
-La princesa no morirá, sino que caerá en un sueño profundo que cien años durará-
Ann Macbeth
Felix Hoffmann, 1959
El rey ansioso de preservar a su hijita amada de la desgracia que la amenazaba promulgó una ley por la
que mandaba quemar todos los husos que hubiese en el reino.
Arthur Rackmann, 1920
Y así fueron pasando los años y en la muchacha fueron apareciendo todas las gracias que las hadas le habían concedido. Era hermosa, modesta, afable, juiciosa... todo el que la trataba quedaba prendado por ella.
El día en que cumplía quince años, el rey y la reina se hallaban ausentes de palacio, y la muchacha
decidió aprovechar la ocasión para recorrerlo por completo
decidió aprovechar la ocasión para recorrerlo por completo
Arthur Rackman, 1920
Entró en todas y cada una de las habitaciones hasta que por fin llegó a una antigua torre.
Trepó por la estrecha escalera de caracol
que conducía a lo alto....
Felix Hoffmann, 1959
Y se encontró frente a una puertecita. En la cerradura había una llave enmohecida.
Diole la vuelta y la puerta se abrió de par en par ...
Arthur Rackman, 1920
Allí, en una pequeña estancia, apareció una mujer muy vieja que,
manejando un huso, hilaba laboriosamente su lino.
Anne Anderson, 1935
Buenos días, abuelita -dijo la princesa-. ¿Qué estás haciendo?
Estoy hilando -dijo la vieja sin mover la cabeza.
Gustav Doré, 1867
¿Y qué es esta cosa que rueda tan alegremente? -preguntó
la muchacha cogiendo el huso con la intención de hilar.
Jennie Harbour, 1921
Pero en cuanto la muchacha toco el huso la profecía se cumplió
y se pinchó con él en el dedo.
y se pinchó con él en el dedo.
Millicent Sowerby, 1909
En ese mismo momento cayó sobre la cama que había en el
cuarto y quedó profundamente dormida.
Arthur Rackmann, 1920
Su sueño se propagó por todo el palacio.
El Rey y la Reina, que acababan de regresar y se hallaban en el salón,
quedaron dormidos, y con ellos toda la corte.
quedaron dormidos, y con ellos toda la corte.
Edward Coley Burne-Jones (1870-1890)
Se durmieron los caballos en la cuadra; los perros, en el patio; las palomas, en el tejado; las moscas [...]
Hasta el fuego [...] se quedó inmóvil y dormido. Se durmió el cocinero, los guardas [...]
Edmund Dulac, 1910
Incluso el viento amainó y los árboles que rodeaban el palacio ya no movieron ni una hoja.
En torno al castillo empezó a crecer un seto de rosales silvestres
que cada año adquiría mayor altura
Kay Nielsen, 1925.
Con el paso de los años el seto acabó rodeando el edificio y cubriéndolo de tal manera que nada se veía de él,
ni siquiera la bandera que ondeaba en la torre.
Gustav Doré, 1867
De cuando en cuando se presentaban príncipes dispuestos a penetrar en el palacio
atravesando este seto espinoso; pero jamás lo conseguían...
Arthur Rackham, 1920
Al cabo de muchos años llegó al país el hijo de un rey, y oyó explicar a un anciano la historia del seto espinoso, dentro del cual había un palacio habitado por una bellísima princesa llamada Rosa Silvestre, que estaba sumida en un profundo sueño junto con el Rey, la Reina y toda la corte.
John B. Gruelle, 1914
Fue inútil que el buen viejo tratara de disuadirlo, el príncipe no hizo caso de sus palabras. [...] Pero, como ya habían transcurrido los cien años, cuando el príncipe se apróximo al seto, se encontró con grandes y hermosas flores, que apartándose solas le abrían el paso.
Gustave Doré, 1867
Cuando entró en el edificio, todos dormían. Prosiguió...
Gustave Doré, 1867
...Y en todas partes reinaba un silencio absoluto, de forma que podía oír su propia respiración .
Finalmente llegó a la torre y abrió la puerta del pequeño
cuarto donde dormía Rosa Silvestre.
Henry Meynell Rheam, 1899
Yacía en la cama, tan hermosa que el mozo no podía apartar los ojos de ella...
John Ducan,
...Se inclinó y la beso.
Warwick Goble, 1913
No bien la tocaron sus labios, la princesa abrió los ojos y, despertándose,
le dirigió una mirada llena de amor
No bien la tocaron sus labios, la princesa abrió los ojos y, despertándose,
le dirigió una mirada llena de amor
Walter Crane,
Bajaron juntos y, despertando al Rey, a la Reina y a todos los cortesanos
que se contemplaban mutuamente con ojos de asombro.
Al cabo de los meses, con el mayor de los esplendores,
se celebró la boda del príncipe con la princesa.
Y colorín colorado nuestra Bama Durmiente se ha acabado.
FIN
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