jueves, 23 de enero de 2014

La vaca naranja, de Nathan Hale

El libro que hoy voy a recomendar es uno de los que más me gustaban en mi infancia. Un libro que había olvidado, del que no conozco traducción al castellano, pero cuya historia creo que merece ser contanta. Les estoy hablando de La vaca naranja de Nathan Hale.

La historia de este libro comienza en 1938 cuando Christopher Hale, un niño estadounidense de ocho años inventa un cuento con una vaca por protagonista. Hasta aquí todo bastante normal, la diferencia está en que su padre, director de un colegio en EE.UU para niños de altas capacidades, decidió mandar el manuscrito a Paul Flauchert importante educador y fundador en 1924 de la Oficina de Educación de Francia para que lo publicarán. Tanto Nathan Hale, padre de Cristopher, como Paul Flauchert eran miembros activos del Mouvement International de l'Education Nouvelle, en donde encajaba perfectamente un proyecto de este tipo. 

La guerra retraso el trabajo pero en 1943 se publicó la primera edición de La vache orange, junto con otro libro titulado El caballo azul.  Las ilustraciones en esta ocasión corrieron a cargo de Victorine Leblond, pero esto cambiaría. En 1959, para entonces el libro ya había tenido tres ediciones, Luciel Butel asume el proyecto de revisar las ilustraciones y adaptarlas al nuevo método de reproducción que se estaba poniendo de moda, la cuatricomía. El resultado, los delicados dibujos a pastel que conocemos y que han tenido sucesivas reimpresiones desde su primera publicación en 1961.


Explicada la génesis del proyecto pasemos a hablar del cuento.  La protagonista es la vaca del señor Leblanc, una vaca un poco intrépida pues se ha escapado de la granja en la que vive para vivir una insólita aventura en la que conocerá a un amable zorro:


Un día, la vaca naranja saltó por encima de la valla. [...] 
 Un zorro gris, que pasaba por allí , le dijo:¿Qué tal le va hoy?
 
La
vaca se sentó y dijo : Ay, Ay...estoy muy , muy enferma ...

 El amable zorro cargó a la vaca sobre su espalda, 
la llevó a casa... y la metió en la cama.[...]


Una vez en la casa el amable y responsable zorro intentará cuidar de la vaca lo mejor que puede. Lo primero que hace es preocuparse mucho por los síntomas que la paciente presenta: 


El zorro le pregunta :- ¿Tienes fiebre?
No lo sé, responde la vaca, ¿tienes un termómetro? 
El zorro le puso un biberón a la vaca en la boca y le dijo:
 - Lo más importante es que ¡no muerdas! 
Pero no sirvió de nada, porque es  muy difícil 
tomar la temperatura de una vaca con una biberón.



Así, con mucha intención pero con excasos conocimientos, siguió el zorro observando los síntomas que presentaba nuestra la vaca. Se preocupó por el calor de la nariz, por la lengua verde,  por calentarle los pies ...¡con un hervidor!... os imagináis el resultado, por darle de comer cuando la vaca estaba hambrienta... pero la vaca no se comporta todo lo bien que debía. Encantada como estaba con tantas atenciones decidió aprovecharse de ellas y como si de un niño se tratase comió pan con mantequilla para desayunar, se cepilló los dientes y se escondió bajo las sábanas cuando tuvo pesadillas.

Al día siguiente, cuando la vaca se despertó
[...] el zorro [...] le preguntó cómo estaba.[...] 
le dio agua tibia y jabón para lavarse la cara 
 y [...]  un buen almuerzo para la vaca: zumo de
 naranja, pan con mantequilla y una taza de 
chocolate caliente. Todo estaba delicioso .
[...]
De repente [el zorro] , vio un gran anuncio : 

"Bella recompensa por traer UNA VACA NARANJA perdida. "



Y así acaba la historia. El zorro cuando ve la noticia en el periódico le pregunta a la vaca si se encuentra lo suficientemente bien para volver a la granja. A lo que la vaca responde que sí. Cuando el señor Leblanc les ve aparecer por la puerta de la granja se pone loco de contento y por supuesto el zorro tiene una suculenta recompensa.


Una deliciosa historia y un divertido cuento en el que, mediante una historia de animales que piensan y hablan, se trata con humor nuestras debilidades. No nos extraña nada que haya sido uno de los cuentos preferidos de los niños franceses desde hace casi setenta y cinco años.

Por si nos quedaba alguna duda pertenece a la maravillosa colección Père Castor en la que la editorial Flammarion publica obras de calidad a precios económicos para niños de 1 a 10 años.

Os dejó la imagen de la edición que cayó el otro día en mis manos. Está en francés, si alguien conoce una traducción que lo diga, me encantaría tenerla.





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