Rosa caramelo nos narra la historia de un país en el que había una manada cuyas hembras tenían los ojos grandes y brillantes y la piel de color rosa caramelo. Y eran así de "bellas" porque desde que nacían las elefantitas únicamente comían anémonas y peonías. Realmente como alimento las anémonas y las peonías no tenían grandes virtudes, es más dejaban bastante que desear, pero eran lo mejor que había para conseguir una piel fabulosa y unos hermosos ojos brillantes.
Como las anémonas y las peonías crecían en un jardincito vallado allí dentro, encerradas crecían nuestras elefantitas comiendo las preciadas flores y escuchando la siguiente cantinela:
Pequeñas [...], si no coméis
todas las anémonas, si no acabáis las peonías,
nunca llegaréis a ser tan hermosas y rosadas
como vuestras mamás,
y nunca tendréis los ojos brillantes
y nadie querrá casarse con vosotras
cuando seáis mayores.
Y mientras esto les decían sus padres, ellas veían como sus hermanos de color grises elefante disfutaban de lo lindo jugando en la sabana, revolcándose en el agua y comiendo hierba verde.
Todo marchaba sin contratiempos en el país de los elefantes. Todo estaba perfectamente reglado. Todo salvo Margarita, una elefantita que pese a comerse todas las peonías y anémonas que podía y ponerse todos los lazos rosas que le indicaban, no se volvía ni un poquito rosa.
Y eso a sus papás no les gustaba nada.
Margarita -le decían-, ¿cómo es que sigues
con este feo color gris que le sienta tan mal a una elefantita?
[...]
Si continúas así, jamás llegarás a ser una hermosa elefanta.
Y Margarita, que lo último que quería era disgustar a sus padres, comía y comía anémonas por muy poco que le agradasen. Pero un día sus padres cansados ante la falta de respuesta decidieron asumir que era un caso perdido y dejarla en paz.
Y aquí empieza la parte más maravillosa de la historia, esa que nos enseña que debemos ser valientes, que no pasa nada por ser diferentes, que para ser feliz uno debe hacer lo que le dicte su corazón no lo que los otros quieran que haga y por supuesto, que niñas y niños somos iguales, valemos para las mismas cosas y nos espera un futuro absolutamente esperanzador, lleno de sorpresas, vivencias... al margen de nuestro físico o de todo tipo de esterotipo sexistas.
Preciosa historia que espero que leáis.
Adela Turín, historiadora de arte y escritora, se dedicó a analizar durante los años sesenta los sesgos sexistas que había en la literatura infantil y con objetivo de combatir lo que allí encontró decidió publicar la colección Dalla parte delle bambine en la que entre 1975 y 1980 nacieron más de veinte libros con el propósito de denunciar la discriminación e invitar a la reflexión sobre los roles de género en la sociedad. Esta colección fue publicada en España con el título A favor de las niñas por Esther Tusquets convirtiéndose en una de las colecciones de referencia para la coeducación e igualdad.
Unos libros entre los que se encuentra Rosa caramelo por los que han pasado muy bien los años, siguen estando absolutamente vigentes y, aunque nos gustaría que fuese de otra manera, siguen siendo absolutamente necesarios como herramientas para la coeducación hoy en día. La editorial Kalandraka ha recuperado los siguientes títulos.
Si te ha gustado, pinchando en el siguiente enlace accederás a algunos otros libros que hemos publicado.
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