Emanuele Luzzati suele ser calificado como una de las figuras principales del arte italiano de la posguerra. Nacido en Génova en 1921 a lo largo de su trayectoria profesional simultaneó los más diversos tipos de manifestaciones artísticas.
Luzzati ejerció como pintor, dibujante, diseñador de vestuarios, escenógrafo (trabajó en más de 400 escenografías para los mejores teatros del mundo tanto dentro como fuera de Italia ), ceramista, ilustrador de libros (ilustrando obras tan diferentes como Pinocchio de Collodi, El Visconde Partido al Medio de Italo Calvino, cuentos varios de los Hermanos Grimm o Cándido de Voltaire) y a partir de los años sesenta cine de animación.
Es precisamente de esta última faceta de la que hoy me gustaría hablaros, pues en ella podemos ver una simbiosis de todos sus intereses. A los arriba citados debería añadir: teatro de sombras, música y como no, las óperas de Giachino Rossini.
Luzzati comienza a hacer animación a partir de su encuentro con Giulio Gianini. El primer trabajo que lograron finalizar fue I paladini di Francia (1960) pero su primer gran éxito, esa pieza con la que obtuvieron el éxito internacional y su primera nominación a los Oscars fue La gazza ladra, primer corto de animación de una trilogía que realizada a partir de oberturas de Rossini.
La pieza que dura escasos once minutos, está inspirada en la obertura de la ópera homónima y en ella vemos como el ritmo de la música de este grande de la ópera italiana es seguido por un frenesí de música y color a cargo de unas figuras realizadas, no con la técnica de los dibujos animados clásicos, sino con su característico découpage o cut-out, figuras recortadas que son movidas manualmente por el artista y fotografiadas cuadro a cuadro.En este caso el corto no narra el argumento del melodrama de Rossini, que la verdad no es muy infantil, sino una fabulosa historia de tres reyes que deciden declarar la guerra a los pájaros haciéndolos huir de su reino. En el reino únicamente quedará una urraca que decidirá vengarse de los impostores. Aquí lo podéis ver.
Tras el éxito de La Gazza Ladra, Gianini y Luzzatti volvieron a tener la música de Rossini como fuente de inspiración en dos ocasiones más: La italiana en Argelia (L´italiana in Algeri, 1968) en donde vuelve a utilizar como banda sonora la obertura de la ópera del mismo nombre y Pulcinella (1973) en la que se utiliza la obertura de Il turco en Italia y con la que consiguieron su segunda nominación al Oscar.
Como dice Tomás Enrique Creus en su artículo Entre el teatro y el cine de animación: apuntes sobre la obra de Emanuele Luzzati además del perfecto acompañamiento que las imágenes hacen de la música, Luzzatti y Gianini logran en Pulcinella la creación de un personaje humano y vivaz en una breve historia de gran empatía con el espectador.
Espero que os guste y la disfrutéis mucho.
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