Hoy viernes en Cuentos de boca volvemos a recomendar un libro. Y como en estas primeras entradas nos estamos centrando en títulos que ya son considerados clásicos dentro de la literatura infantil no podía faltar La pequeña oruga glotona (The Very Hungry Catepillar) de Eric Carle.
El libro nos narra de una manera muy sencilla el ciclo de vida de una oruga, desde que es un pequeño huevo iluminado por la luz de la luna hasta que se convierte en una mariposa de belleza desbordante. Pero para llegar a esta imagen de vida renacida Carle va a pasar por la rutina cotidiana de cada día de la semana: el lunes nuestra oruga se comerá una manzana, el martes dos peras, el miércoles tres ciruelas, el jueves cuatro fresas... hasta llegar al sábado que nuestra oruga romperá su rutina con una gran fiesta a modo de banquete. Un festín que le deja de regalo un terrible dolor de barriga que curará fácilmente mediante dieta sana y austera.
Una sencilla historia en la que Carle permite al niño interactuar. El niño que todavía no sabe leer se convierte en un agente activo de la historia de varias maneras. Las dos más evidentes las encontramos en el troquelado de las páginas que harán al dedo del niño protagonista y director de la aventura y en la utilización de la misma fórmula para relatarnos lo que hace nuestra oruga cada día permitiendo al niño anticiparse y participar del relato.
"On Monday he ate
through one apple.
through one apple.
But he was
still hungry"
still hungry"
"On Tuesday he ate
through two pears.
through two pears.
But he was
still hungry"
still hungry"
En este libro además nos volvemos a encontrarnos su particular técnica de ilustración basada en un collage en el que los papeles, coloreados previamente al agua, se superponen y contrastan, creando texturas que llenan de matices unas figuras sencillas y coloristas. El propio Carle nos lo relata con las siguientes palabras:
“Pinto con pintura acrílica
papeles translúcidos,
delgados, para crear
mi “paleta” de colores
y texturas, y después,
usando esos papeles pintados,
corto y rasgo y luego
pego en cartulina
para crear las ilustraciones”.
papeles translúcidos,
delgados, para crear
mi “paleta” de colores
y texturas, y después,
usando esos papeles pintados,
corto y rasgo y luego
pego en cartulina
para crear las ilustraciones”.
Pero como nos dice Esther Rubio, lo más interesante del cuento es el magnífico y sorprendente final que nos reserva como plato fuerte: la espléndida imagen de la vida renacida, la desbordante belleza de una nueva criatura que había nacido como una humilde oruga.
A sus 84 años, el éxito de Eric Carle como creador es indiscutible y está más que respaldado por las cifras. Ha vendido más de 110 millones de ejemplares de sus casi ochenta libros escritos y estos han sido traducidos a más de cincuenta idiomas. Por no hablar de los millones de seguidores que disfrutan cada día de ese universo maravilloso creado por él en el que habitan osos, ratones, gatos, elefantes, caballos, serpientes, arañas… y, por supuesto, orugas.
Un último apunte, Eric Carle es junto a Tomi Ungerer, uno los pocos autores de libros para niños que cuentan con su propio museo. El de Carle se encuentra en Estados Unidos y nació, por iniciativa del propio autor y su mujer que querían un lugar en el que se pudiera disfrutar y apreciar los libros. Hoy en día el propio autor convive con los niños que lo visitan, les da talleres y les enseña a crear sus propios libros. Para una visita virtual simplemente pinchar aquí.
Para aquellos que no lo tengáis, el libro fue publicado por primera vez en España en 1995 por la editorial Elfos. Aunque probablemente la que compréis sea la espléndida versión publicada por la editorial Kókinos en 2002.
Disfrutad mucho leyendo y hasta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario