Como todos los miércoles una obra de música clásica con la que deleitar a vuestros niñ@s, aunque hoy y durante las dos próximas semanas nos vamos a salir de nuestros guión habitual -ese en el que intentamos acercar las obras más conocidas de la música clásica a los más jóvenes- para traeros algunos ejemplos en los que el espíritu de Halloween que empieza a invadirnos, o al menos así lo intentan los centros comerciales, también se apodera de la música.
El primer ejemplo: Le Streghe traducido al castellano como La danza de las brujas, una obra que nos lleva a un apartado bosque de Italia en donde cada 31 de octubre se reunen brujas venidas de todas las partes del mundo... Luego sigo con la historia, antes os quiero presentar a su compositor que no es sino Niccolò Paganini, el diablo en música.
El diablo en música
Paganini (1782-1840) es uno de las más grandes virtuosos
del violín que jamás haya existido. Su carrera comenzó muy prontito. Con tan sólo cinco años ya
tocaba la mandolina, a los siete componía y con doce daba
conciertos públicos. Pero en ocasiones, que se lo digan a Disney, lo de los niños prodigios no sale muy bien y tanta celeridad dejaron huella en el equilibrio
personal de Paganini que con dieciséis años tuvo una crisis de
alcoholismo que le llevó a desaparecer de escena. La vuelta rehabilitado lo hizo a lo grande y a
los veintidós -además de tener una leyenda detrás, que como luego
veremos le dará mucho juego- volvió rehabilitado y convertido en la primera
superestrella de la música.
Sí, sí habéis leído bien, Paganini fue una auténtica superestrella de la música, de esas capaces de congregar a miles de fans que le seguían en peregrinaje a cualquier lugar del mundo y vivían las más
duras condiciones con tal de escuchar su música. Prácticamente todo lo que podáis imaginar del fenómeno fans, desmayos incluidos, no aparece por primera vez con las estrellas del rock sino que nos podemos remontar al siglo XIX con figuras como Paganini.
La pregunta es clara, ¿cuáles son los motivos de este fenómeno?, ¿qué tenía Paganini que le hacía tan especial en su época? Pues como siempre no vamos a encontrar una única respuesta, un único motivo. Hoy vamos a comentar tres: la destreza instrumental que poseía; la leyenda en torno a él creada; y el tipo de repertorio, del que nuestra Danza de las brujas es un estupendo ejemplo, que solía interpretar
Virtuosismo
Cuando hablamos de virtuosismo musical no nos estamos refiriendo a las cualidades morales de la música o de la persona que la interpreta, sino a la destreza instrumental necesaria para interpretarla, a la dificultad técnica, a la habilidad del intérprete, al dominio instrumental necesario para llevar a cabo una interpretación. Esto tan rimbombante que os acabo de contar, como ya avance en otro post (aquí) es muy fácil de comprender por nuestros alumnos pues ellos conocen a muchos virtuosos, ya que el virtuosismo no es algo exclusivo de la música clásica.
Eddie Van Halen es considerado por la revista Rolling Stone
como el sexto mejor guitarrista de la historia.
Aunque la calidad del video no es la mejor -hay en la red versiones de estudio mucho mejores de este solo pero no se le ve tocar y considero muy importante que le vean para entender de lo que estamos hablando- sirve perfectamente para lanzarles la pregunta: ¿cómo definiriáis lo que acabamos de ver?, ¿consideráis que es fácil tocar así o se necesitan muchas horas de estudio para dominar el instrumento?, ¿qué nombre le pondríais a lo que hace Eddie van Hales considerado por la revista Rolling Stone como uno de los mejores guitarristas de la historia del rock?
No se si conocerán la palabra, pero lo que si creo que nos podrán decir -pasaría lo mismo si les pusieramos ejemplos de guitarristas como Chuck Berry, Keith Richards, Jimi Hendrix... y tantos y tantos otros- es que esta gente domina el instrumento, es capaz de hacer lo que quiere, con las técnicas más complicadas, el tapping del principio del video es perfecto para ejemplificarlo... Estamos ante virtuosos de la guitarra en toda regla.
Pues bien Paganini era un gran virtuoso del violín que, al igual que los ejemplos que acabamos de comentar, revolucionó la técnica de tal manera que hoy, casi dos siglos después, todavía nos nutrimos de sus logros.
Si os parece escuchamos como suena el violín en una obra de Paganini, concretamente una de sus obras más populares: El Capricho, nº 24.
Las acrobacias que Paganini hacía con el violín se convirtieron en toda
una leyenda en su época. Existen crónicas de su tiempo en donde se nos habla de un
violinista que tocaba a una velocidad vertiginosa, con espectáculares
acordes, armónicos increíbles, pizz con la mano izquierda, interpretando sobre una sola cuerda... en definitiva poseía una destreza técnica sin paragón.
La Leyenda: El diablo en música
Pero el mito no nació únicamente del modo en que tocaba el violín. Paganini fue el primer violinista que tenía esa destreza técnica, -recordemos
nombres como Locatelli (1695-1764) o Tartini (1692-1770-. Para llegar a ser un mito se necesita algo más que habilidad instrumental, se necesita una personalidad y una apariencia especial. Paganini reunía todos los requisitos.
La extraordinaria expresión de su cara, su palidez liviana,
sus ojos oscuros y penetrantes, junto a la sonrisa sarcástica
que sus labios dibujan de cuando en cuando, hicieron a alguna
mente vulgar y calenturienta que aquellos eran evidencias
inconfundibles de algo diabólico.
Y es que mientras recorría Europa triunfante de ciudad en ciudad, las malas lenguas empezaron a hacer creer que esa extraordinaria habilidad técnica no podía ser fruto del estudio y del talento sino que debía haber algo oscuro en ello, en su pasado. Se empezó a decir que en sus años de retiro Paganini había realizado un pacto faustiano con el diablo. El músico lejos de enfandarse se aprovechó de esta imagen e incluso la avivó.
El momento definitivo para hacerse con el título de diablo fue París. Allí en 1831 como si de una gira de los Rollings se tratase, Paganini decidió ganarse la ciudad de un modo avasallador. Para ello dio diez conciertos en un periodo de cinco semanas y el entusiasmo del público y la crítica no tuvieron precedentes. Si no leed el comentario que le hizo Castil- Blaze uno de los críticos musicales más influyentes del momento:
Este ha sido el más espectacular de todos los eventos musicales,
el más increíble, maravilloso, triunfante, inaudito, singular,
extraordinario, tanto que nos ha dejado estupefactos (...)
venda usted lo que sea, empeñe cualquier cosa y vaya a escuchar
a Paganini.
Tipo de repertorio: La danza de las brujas
Está claro que en este convocar a los espíritus a través de la música el primero que nos ha aparecido es el diablo, pero y las brujas del títulos ¿dónde están? Pues vayamos a buscarlas, aunque para encontrarlas tendremos que indagar un poquito más sobre el repertorio que interpretaba Paganini.
Parece claro, tras todo lo dicho, que con Paganini surge ese culto al virtuosismo y hacia la interpretación solista que todavía hoy día seguimos manteniendo.
Pero, la pregunta en este momento sería: ¿Qué tipo de obras tocaba Paganini para conseguir esa reacción en el público? ¿ Sonatas de Beethoven, Conciertos de Mozart o Partistas de Bach? Nada de todo esto, sino un repertorio específico, compuesto por él mismo y que tenía una finalidad muy clara. ¿Os imagináis cuál?
Exacto, su lucimiento. Lo veíamos en el Capricho 24 y lo veréis La danza de las brujas que ahora os pongo por primera vez. No son obras intimistas, son obras hacia afuera, de alarde musical, pura pirotécnia que buscan sin ninguna duda el aplauso fácil.
No se si habréis llegado al final de la obra en esta primera escucha, pero si os habéis quedado en los primeros dos minutos me diréis: tampoco es para tanto. Y yo os diréis que tenéis razón, porque esta Danza de las brujas está escrita siguiendo una forma musical muy utilizada por Paganini, el tema y variaciones -junto a caprichos, estudios y conciertos se acomoda muy bien a los intereses que antes hemos mencionado- y ese principio más lírico es precisamente el tema. Os avanzo que las brujas están precisamente ahí.
Todo perfecto, me diréis pero seguimos sin escuchar las brujas o al menos sin descubrirlas. Pues por fin llegó el momento de presentaros este aquelarre que tiene lugar bajo El Nogal de Benevento.
Cuando nos referimos a la Guía de orquesta para los jóvenes de Benjamin Britten (aquí) ya explique que
esta obra estaba escrita utilizando una forma
musical o procedimiento compositivo que consistía en comenzar la pieza
presentando un tema para luego ir mostrándonos ese mismo tema variado en uno o más de los elementos que lo componen: el rítmo, la armonía...
Pues bien La danza de las brujas está compuesta exactamente igual.
Paganini nos presenta un tema que va hasta el min 2'05 y luego a modo de piezas independientes
se van a ir sucediendo sin interrupción las distintas variaciones en las que nos va a mostrar todas sus recursos, todas sus destrezas incluso su famosa digitación en pizzicato (pizzicatos realizados con la mano izquierda).
Todo perfecto, me diréis pero seguimos sin escuchar las brujas o al menos sin descubrirlas. Pues por fin llegó el momento de presentaros este aquelarre que tiene lugar bajo El Nogal de Benevento.
El Nogal de Benevento, lugar de encuentro de brujas.
Es muy normal que en las obras que están compuestas como tema y variaciones el tema no sea propio del compositor sino que lo tome prestado de otro -si recordáis Britten en su Guía de orquesta para jóvenes lo había tomado de Purcell-. El tema de esta Danza de las brujas no es de Paganini, sino que decidió tomarlo de un ballet títulado El Nogal de Benevento de Franz Xaver Süssmayr, compositor poco conocido en este momento, clarinetista y alumno de Mozart.
Durante muchos siglos las brujas se solían reunir algunas noches al año para adorar al demonio. A estas reuniones se las conocía como aquelarres y lo normal era, por aquello de la privacidad me figuro, que se celebrasen en bosques apartados.
Uno de sus bosques preferidos para realizar este tipo de reuniones se encontraba en una pequeña ciudad de Italia de nombre Benevento. Allí acudían brujas de toda Europa a celebrar sus rituales satánicos alrededor de un nogal, El Nogal de Benevento.
El tema con el que abre La danza de las brujas y que va a utilizar Paganini como base cada una de las variaciones es precisamente el momento en el que las brujas de este ballet de Franz Xaver Süssmayr entran en el escenario.
Os dejo con una versión para violín y orquesta de La danza de las Brujas de Niccolò Paganini. Aunque es de 1970 creo que merece la pena. Disfrutadla. Interpreta Ruggiero Ricci al violín con la Orquesta Sinfónica de la RAI bajo la dirección de Piero Bellugi
Si os ha gustado y queréis conocer el resto de obras que hemos analizado y comentado en nuestra sección Música para niños pinchad es los siguientes enlaces
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