Como todos los lunes una recomendación literaria. La de hoy la firman Jen Wojtowicz y Steve Adams y su título El jardín de Hugo, un bonita historia que nos ayudar a entender y aceptar lo diferente, tanto en uno mismo como en los demás.
En la parte más alta de la montaña Solitaria, tras atravesar un espeso bosque y cruzar un arroyo se encontraba la casa de la familia Floridón. No era ésta una familia cualquiera, todos en el pueblo coincidían que el clan Floridón era un semillero de talentos y peculiaridades fuera de lo común, pero el que tenía el don más especial era Hugo, nuestro protagonista.
Hugo era un niño tranquilo y poco convencional que guardaba un precioso secreto:
Cuando había luna llena le crecían flores por todo el cuerpo
Pero no os creáis que este extraordinario don impedía llevar a Hugo una vida normal. Su mamá, todas las mañanas después de la luna llena, le cortaba cuidadosamente las flores y así Hugo podía, como todo los niños de su edad, ir a la escuela.
Aunque como todo el mundo no, porque aunque a Hugo le encatase aprender e intentase llevar una vida normal, el resto de la gente se lo impedía.
Como era un niño [...]
distinto de todos los demás [...]
el maestro le mandaba sentarse al fondo
de la clase y no le hacía mucho caso.
[...] Y sus compañeros [...]
se mantenían a una distancia prudencial.
Pero un día llegó al colegio Angelina, una niña con una flor detrás de la oreja a la que todos querían por su honestidad y amabilidad y se empezó a interesar por ese niño retraído que se sentaba al final de la clase y al que todo mundo ignoraba.
Aunque Angelina también tenía un secreto o más bien un problema físico que le hacía sentirse diferente, su pierna izquierda era más corta que la derecha, algo que le hacía rechazar todas las invitaciones que le ofrecían para ir al baile escolar.
Preludio de una amistad que convertida en amor les duró toda la vida.
Angelina y Hugo se ganan la vida cultivando flores.
En realidad puede decirse que se ha convertido en el negocio familiar.
Y mira por donde,
sus siete hijos nacieron con el pulgar de color verde.
Una preciosa historia, firmada por Jen Wotjowicz, que nos hace reflexionar sobre la intolerancia, sobre la marginación, sobre el dolor que siente aquellos que son marginados socialmente y nos propone de una manera tierna una vía para trabajar la aceptación de las diferencias desde la niñez, no en vano Jen Wojotowicz se inspiró en su propio hermano autista para escribir la historia.
En un mundo en donde seguimos educando muchas veces en lo común, en lo políticamente correcto y salirse de esta norma nos hace colocar la etiqueta de diferentes, de "raros" está muy bien mostrar a nuestros niños que las diferencias son precisamente lo que nos distingue y lo que nos hace especiales.
Espero que os sirva.
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