Comenzamos la semana, como siempre, con una recomendación literaria. La de hoy todo un clásico de la literatura infantil, que pese a tener venticinco años sigue siendo uno de esos libros maravillosos, con una estupenda historia y mejores ilustraciones que consigue enganchar y divertir desde la primera página, además de ser toda una defensa de la diversidad, la
libertad
individual y el respeto al prójimo frente
a las
convenciones impuestas. Su título La gatita Rosalinda (Rosalind das Katzenkind), y lo firman los siempre geniales Piotr Wilkon (texto) y Józef Wilkon (ilustración).
La historia comienza mostrándonos a Don Casimiro y Doña Carolina, dos gatos preciosos y distinguidos que vivían en una hermosa casa de la colina. Su piel era negra como el carbón, un rasgo que era el orgullo, la diferencia de su estirpe desde hacía muchas generaciones: sus padres, sus abuelos, sus bisabuelos, sus tatarabuelos... todos habían destacadado por el maravilloso color de su piel que con el sol brillaba como el carbón.
Don Casimiro y Doña Carolina no podían ser más felices pues esperaban el nacimiento de sus primeras crías, en las que habían puesto todas sus esperanzas.
Y por fin Doña Carolina trajo al mundo a sus deseados hijitos. Los primeros en nacer fueron cuatro gatitos negros como el carbón.
-¡Éste es día más feliz de mi vida!-
gritó don Casimiro
A lo que Doña Carolina le respondió:
-Desgraciadamente, no estoy tan segura [...].
Hay otro más...
Hay otro más...
Cuando Don Casimiro volvió la cabeza, vio que su esposa tenía razón: no habían nacido cuatro gatitos sino cinco y la última de ellos era una hermosa gatita ... pero ahi que horror...
¡¡¡ ERA PELIRROJA!!!
Don Casimiro no se lo podía creer, ellos la familia más bella de la colina, la del pelo más preciado desde generaciones, habían tenido una hija pelirroja, era terrible. Su hija se iba a convertir en la vergüenza de la familia... Con lo que les importaba la opinión de sus vecinos, el qué dirán... ¿Cómo a ellos les podía haber sucedido eso?
Los años pasaron y el tiempo confirmó que Rosalinda, así llamaron a la gatita, no solo tenía un color de pelo diferente sino que su personalidad distaba bastante de la de sus hermanos. Cuando paseaban con su mamá Rosalinda siempre iba la última, quedándose incluso rezagada unos pasos de los suyos; si sus hermanos, como todos los gatitos, adoraban la leche ella prefería tomar té; por no hablar de que le gustaba dormir cuando los demás estaban levantados o la que armó cuando le enseñaron a cazar ratones.
Rosalinda no hizo intento alguno de cazarlos.
Jugó y bailó con ellos como si fueran sus mejores amigos.
Pero la gota que colmó el vaso fue cuando Rosalinda decidió que prefería dormir en la caseta del perro Punky en lugar de en la cesta con sus hermanos. El escándolo fue tal que su madre, con todo el dolor del corazón, tuvo que hablar muy seriamente con ella:
-¡Vas a acabar con toda la familia!
¿Cómo puedes hacerte amiga de un perro?
-Mamá -contestó Rosalinda-,
déjame marchar.
Deseo ser yo misma la que determine mi vida.
-Pero ¡Yo te quiero! -respondió doña Carolina-.
Comportáte de otra manera y quédate con nosotros.
-Tengo que irme- insistió Rosalinda.
Y hasta aquí vamos a leer. Solamente decir que Rosalinda abandonó su hogar en busca de su propia vida y al cabo de los años, cuando encontró su destino, sus padres a quienes ya no les importaba ni el qué dirán, ni el color de su piel, no podían estar más orgullosos de ella.
Una historia divertida que encantará a nuestros niñ@s además de un estupendo libro para la reflexión pues en él encontramos una crítica a una sociedad, la nuestra, en la que todos debemos pensar y vivir según sus normas, una sociedad que no siempre admite bien la diferencia. Cada uno nacemos con un físico y un carácter, que nos hacen distintos, y
esta diferencia lejos de ser un problema, bien canalizada, debería ser lo
que nos haga libres, lo que le nos engrandezca y nos haga destacar
por encima de la mediocridad.
La Gatita Rosalinda en lugar de renunciar a sus gustos, a sus sueños, a sus deseos... en una palabra a su identidad decidió luchar por ella y solo así consiguió el reconocimiento de los suyos. Aunque no siempre es fácil uno debería ser fiel a sí mismo y no dejarse llevar por el qué dirán.
Las ilustraciones del libro, que no pueden ser más expresivas y originales, están firmadas por Józef Wilkón uno de esos grandes con mayúsculas de la ilustración, además de personaje polifacético donde los haya que ha publicado cerca de 200 libros tanto en su Polonia natal como en
el resto del mundo y por el que yo, como tanta gente, siento verdadera fascinación. Si os apetece conocer un poquito más su obra pinchando aquí accederéis a un post que le dedicamos.
Mañana volvemos con La mejor animación. Mientras eso llega si quieres leer sobre más libros que hemos recomendado, pinchad en los siguiente enlaces.
Sencillamente... Genial y muy oportuna
ResponderEliminarMe alegro mucho de que parezca oportuna. Yo también lo creo. Un saludo
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