sábado, 3 de mayo de 2014

CUENTOS EN 50 IMÁGENES: EL ENANO SATARÍN. Un cuento de los hermanos Grimm narrado por sus mejores ilustradores


George R. Halkett, 1882

Erase una vez un molinero pobre que tenía una hermosa hija.

Charles Robinson, 1911

Sucedió entonces que tuvo que hablar con el rey ...

 Herbert Cole, 1906
Arthur Rackman, 1918

... y para darse importancia le dijo:
-Yo tengo una hija que puede hilar paja en oro.

Nathalie Ragondet

El rey, ante semejante afirmación le contestó al molinero:
-Es un arte que me gusta. Si tu hija es tan hábil, trámela mañana a palacio para hacer la prueba.

Marginel Wright Enright

 Cuando la muchacha fue conducida a su presencia, 
la llevó a una cámara que estaba llena de paja,

Marina Seoane

le dio una rueca una devanadera y le dijo:

-Ponte ahora al trabajo y,  si de esta noche a mañana no has hilado esta paja en oro, 
MORIRÁS


Luego cerró él mismo la cámara y la joven se quedó sola dentro.

 Mª Jesús Santos

Allí sentada estaba la pobre hija del molinero sin saber qué hacer;
no tenía la menor idea de cómo hilar paja en oro,
 y su miedo se hacía cada vez mayor terminando por llorar.

Evaline Ness

A esto se abrió ligeramente la puerta y apareció un pequeño hombrecillo...


John Batten, 1890 
 Edward Gorey, 1973

y  le dijo:
Buenos días bella molinera, ¿por qué lloras tanto?

Anne Anderson

-¡Ay! -contestó la muchacha-. Tengo que hilar la paja en oro y no lo sé cómo hacerlo.


El hombrecillo le preguntó:

¿Qué me darás si te la hilo yo?

Arthur Rackham, 1918

Mi collar -le contestó la muchacha.
 
Nathalie Ragondet

El hombrecillo cogió el collar, se sentó tras la rueda y tris, tras, tris, tras, 
estirando tres veces se llenó la canilla.


Marginel Wright Enright

Luego cogió una nueva y tris, tras, tris, tras, tris, tras, 
estirando tres veces llenó también la segunda...

 
J. H. Ford

...y así siguió hasta la mañana siguiente en que toda  la paja estaba hilada
y todas las canillas llenas de oro.

A la salida del sol apareció el rey y, cuando vio todo el oro se asombró y se puso contento,
pero su corazón seguía ambicionando más.

George R. Halkett, 1882

Hizo llevar a la hija del molinero a otra cámara llena de paja, que todavía era mayor, y le ordenó
que la hilará también en una noche si apreciaba su vida.

James Maxwell

La muchacha no supo que hacer y lloró, pero de nuevo se abrió la puerta y apareció el enanito:

J. H. Ford

¿Qué me das, si te hilo la paja en oro?- le preguntó

El anillo de mi dedo- contestó la muchacha.


Marginel Wright Enright

 
Ethel Betts

El hombrecillo cogió el anillo y de nuevo empezó a chirriar la rueda.


 
Scott Gustafsov

A la mañana siguiente había tejido toda la paja en resplandeciente oro.

Nuevamente el rey se alegró sobremanera ante la vista de aquello...

 
Margaret Prince Evans, 1921

...pero como todavía ambicionaba más hizo llevar a la pobre muchacha
 a una cámara todavía más grande y llena de paja.


Todo esto lo tienes que hilar en una noche. 

Si lo consigues te convertirás en mi esposa.

Kay Nielsen, 1925

Aunque sea hija de un molinero- pensó el rey- no encontraré mujer
más rica en este mundo.

Cuando la muchacha estaba sola apareció el hombrecillo por tercera vez 
y volvió a hacer la pregunta:


Zelinsky

-¿Qué me das si te vuelvo a hilar la paja?

No tengo nada más que pueda darte -contestó la muchacha.

  Charles Folkard, 1911

-Entonces prométeme que cuando seas reina me darás a tu primer hijo.

"¿Quién sabe lo que puede pasar?"- pensó la hija del molinero, 
y en su necesidad no supo encontrar mejor solución y le prometió al hombrecillo
lo que le exigía y el hombrecilló hiló por tercerá vez, la paja en oro.


George R. Halkett, 1882

Cuando a la mañana siguiente llegó el rey y encontró todo tal 
y como había deseado...

 
 Scott Gustafsov

... se casó con ella y 
la hermosa hija del molinero se convirtió en reina.


Edward Gorey

Después de transcurrido un año trajo un hermosao niño al mundo
y no se acordaba ya para nada del hombrecillo, cuando este 
entró en su habitación.

 Warwick Goble, 1913

Ahora me darás lo que hace un año me prometiste.


 Margaret Evans Prince, 1921

La reina se asustó y abrazando fuertemente a su hijo le ofreció todas las 
riquezas del reino.


A. H. Watson, 1927

Pero el hombrecillo dijo:

-Prefiero algo vivo a todas las riquezas del mundo.

Rie Cramer

La reina comenzó a lamentarse y a llorar de tal manera que el hombrecillo sintió lástima por ella.

Te daré tres días de plazo- dijo.

 
 Taraz

Si en estos tres días averiguas cuál es mi nombre, entonces 
podrás conservar tu hijo.

A. H. Watson, 1927

Durante toda la noche nuestra reina meditó sobre todos los nombres que ella había 

oído alguna vez.


Arthur Rackham

Pero cuando al día siguiente llegó el hombrecillo, comenzó ella con nombres como Melchor,
Gaspar o Baltasar. Dijo todos los nombres que se sabía uno tras otro pero el hombrecillo,
uno tras otro, respondía:

-No, así no me llamo yo.


Charles Robinson, 1911


El segundo día hizo preguntar por toda la vecindad cómo se llamaba la gente, 
y le dijo al hombrecillo los nombres más raros y extraños:

-¿Te llamas acaso Bicho Famélico, Pantorrilla
de Carneo o Pata de Alambre?


No así no me llamo yo -respondió el hombrecillo

George R. Halket, 1882

Al día siguiente regresó el mensajero y dijo:

-Nombres nuevos no he hallado ninguno, pero cuando llegué a un alto monte 
en el recodo del bosque, donde suelen encontrarse y decirse buenas noches
el Zorro y la liebre, vi una pequeña casa.

Nathalie Ragondet

 Me acerque y ante la casa vi bailando a un hombrecillo.



Bailaba una ridicula danza saltando sobre una pierna que decía así:

"Hoy amaso, mañana hago cerveza,
y pasado le quito el pequeñín 
a la reina.

Edward Gorey, 1973

-¡Qué bien que nadie sepa que me llamo!

ENANO SALTARÍN

Anne Anderson

Podéis imaginaros la alegría de la reina. En cuanto entró el enanito y 
le preguntó:

"¿Y bien, señora reina, cómo me llamo?"

Helen Stratton, 1903

Ella con el niño en brazos empezó a preguntar:

-¿Te llamas Conrado?
No.
_¿Te llamas Enrique?
No.
-¿Tal vez te llamas Enano Saltarín?

Blasco

Eso te lo ha dicho el diablo- gritó el hombrecillo y enfadado 
pateó con tal fuerza con el pie derecho que se hundió hasta la cintura,
para después salir volando por la ventana.

Nunca más se supo de él.

Arthur Rackham




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4 comentarios:

  1. ¡Qué entradas tan preciosas y trabajadas! Me encanta la idea de narrar un cuento tradicional a través de los distintos ilustradores que lo han plasmado. Besos. :)

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  2. Muchísimas gracias por tus palabras y sobre todo por leernos.

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  3. Que hermosos cuentos, gracias por tomarse el tiempo para subirlos e ilustrarlos tan bellamente :)

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