Mañana día 21 de junio -primer día del verano o del invierno dependiendo del hemisferio en el que nos toque vivirlo- se celebra la
Fiesta de la Música (
The World Music Day). Una festividad que comenzó a celebrarse en Francia en 1982 con el objetivo de promocionar la música fundamentalmente de dos maneras: fomentando que los músicos aficionados saliesen voluntariamente a tocar a la calle y organizando conciertos gratuitos, en los que el público tuviese la oportunidad de disfrutar de sus artistas preferidos sin importar estilo ni origen.
Seguro que esta tarde-noche cerca de vuestra casa encontráis algún concierto, pues algo más de treinta años después de su concepción lo que fue un proyecto creado por el que fuese Ministro de Cultura francés
Jack Lang y el director de música y baile
Maurice Fleuret para poner de relieve la diversidad cultural a través de las prácticas artísticas, de la expresión del talento, del poder de la Invención y de la creatividad,
se ha convertido en una fiesta que se celebra en cada continente, involucrándose más de 700 ciudades de más de 120 países.
Nosotros hoy vamos a poner nuestro granito de arena en este precioso día acercándoos una de las obras que para aquellos vivimos en el hemisferio norte mejor refleja el espíritu de la larga noche que nos espera. Una obra que sin duda hará las delicias de los más pequeños. Su título ya dice mucho:
El Sueño de una noche de verano y el compositor un jovencísimo
Félix Mendelssohn. Diecisiete añitos tenía cuando compuso la obertura.
Félix Mendelssohn fue un niño prodigio de la música. Pero a diferencia de Mozart cuyo talento fue explotado desde la más tierna infancia, en el caso de Mendelssohn sus padres, unos florecientes judíos con un sólido bagaje intelectual pertenecientes a la élite berlinesa, declinaron la oportunidad de que su pequeño comenzase una carrera musical hasta
que quedó claro que tenía la firme intención de dedicarse seriamente a la música.
Pero pese a no forzar el maravilloso talento de su hijo, le ofrecieron
la mejor de las formaciones, llena de viajes, contactos y los mejores
maestros del momento. Por supuesto, Mendelssohn no lo desaprovechó.
Con tan solo diez años comenzó a componer. Con once ya tenía en su corpus de obras un trío para piano y cuerdas, una sonata para piano y violín, cuatro piezas para órgano, una opereta cómica en tres actos y una cantata; con doce había compuesto cinco cuartetos para cuerda y nueve fugas y a los catorce una orquesta privada tocaba sus obras. A la velocidad con la que se hacía un repertorio no sorprende que a los quince años ensayase su primera ópera y compusiera su primera sinfonía en do menor (op. 11). Así que cuando llegó a los diecisiete era alguien perfectamente sólido para componer una obra tan maravillosa como la Obertura de Una noche de verano de la que hoy vamos a hablar. Veamos cómo se gesta esta obra.
En el verano de 1826 Mendelssohn, quien todavía no demoninaba el inglés, entra en contacto, a través de la traducción alemana de Schlegel y Tieck, con las obras de William Shakespeare y la impresión que debieron producirle fue tal, que tras la lectura reiterada del Sueño de una noche de verano en el jardín de su casa, decidió ponerle música.
Tras un mes de trabajo, dos audiciones privadas y los consejos de Adolph Bernhard Marx, por aquel entonces su profesor, La obertura del Sueño de una noche de verano se estrena en febrero de 1927. Se trata de una de las obras más logradas de F. Mendelssohn, que sorprende por muchas cosas, entre ellas por cómo un joven que no había visitado Inglaterra, ni había leído a su autor en la versión original, logra como nadie captar el espíritu inglés de la comedia de Shakespeare creando una obra programática, en la que podremos escuchar desde la solemnidad de la corte de Atenas, al mundo de ensueño en el que viven Oberon, Titania o Puck sin olvidarnos de la comicidad que encontramos en los rebuznos del grupo de comendiantes que ameniza la boda de Teseo. Si os parece, antes de escuchar la música y describiros lo que allí sucede, damos unas pinceladas del argumento inspirador.
El Sueño de una noche de verano es una comedia romántica en 5 actos escrita por William Shakespeare en 1595. La historia se desarrolla en Atenas, en la Grecia clásica y está plagada de fantasía, sueños, realidades, amor, magia... No os voy a contar el desarrollo argumental, os invito a leerla que pasaréis un buen rato, pero sí os quiero presentar algunos de los hilos argumentales que se van a entremezclar y que están centrados en los siguientes personajes: de una parte tenemos dos parejas de jóvenes amantes conformadas por Lisandro y Hermia // Demetrio y Helena que ven cómo su amor se va complicando.
De otra parte un grupo de despreocupados cómicos, sus nombres: Cuña, Ensamble, Canilla, Flauta, Gazuza y Soplete; y por último una serie de personajes que pertenecen al mundo de las hadas entre los que debemos destacar a Puck, el rey Oberon y la reina Titania. Todos estos personajes van a desarrollar sus historias en un trasfondo común que es la boda de de Teseo e Hipólita.
¿Cómo va a afrontar esta historia Mendelssohn? Pues si os parece bien, lo contamos.
La obra comienza con unos compases lentos y luminosos interpretados por la sección de viento madera que nos crean el clima perfecto para introducirnos en el maravilloso mundo del reino de las hadas, gobernado por Oberon, su monarca. Situados en este mundo de fantasía enseguida escuchamos a sus habitantes, esos duendecillos que pueblan el bosque y que imaginamos sin dificultad gracias a las figuraciones rápidas de los violines (min 0'27). Pero como ya hemos avanzado antes la historia de Shakespeare se desarrolla en varios planos, el siguiente que vamos a escuchar es la corte. Aparece por primera vez en el min 1'14, se trata de un tema triunfal que simboliza la corte del Duque Teseo, si recordáis lugar y transfondo común de toda la comedia. Y en esa corte se desarrollan varias historias de amor al margen de la boda, la primera que Mendelssohn nos presenta llega en el minuto 2'20 son Hernia y Lisandro.
Toda boda debe tener diversión y en esta corte corre a cargo de un grupo de comediantes que interpretan una obra en honor de Teseo. Escuchamos su música a partir del min 3'15, es una música monótona, plagada de imitaciones realistas como los rebuznos de un burro.
Tras unos compases en donde escuchamos cierta reminiscencias del tema triunfal de la corte de Atenas (min 3'42), concluye lo que sería la exposición de esta obertura escrita siguiendo la forma sonata. Muchos datos en este último párrafo. No os preocupéis, disfrutad de esta obertura hasta el minuto 4'02 y a continuación os cuento.
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Presentada la obra, detengámonos un minuto en esos términos que avanzaba en el párrafo anterior. Lo primero de todo tenemos que aclarar
qué es una obertura y
qué se entendía por este término en la primera mitad del s. XIX.
Una Obertura, como bien indica la etimología de su nombre, es una obra que sirve de apertura o entrada a otra de gran envergadura. En un primer momento, en la época de Monteverdi, estas obras no tenían gran valor musical, simplemente atraían la atención del público indicándole que algo iba a comenzar. Con el paso de los años esto cambia radicalmente y en el s. XIX la obertura de un drama nos va a ofrecer una síntesis maravillosa de lo más característico que vamos a escuchar.
Pero en 1926 Mendelssohn no compuso más música sobre El Sueño de una noche de verano, ¿cómo podemos explicar esto? ¿Qué sintetizaba? o más fácil todavía ¿a qué obra sirve de apertura? Pues sencillo. En el s. XIX aparecen oberturas programáticas de concierto y precisamente esta obra, sin Mendelssohn pretenderlo, es su gran precursora.
¿Qué es obertura programática de concierto? Pues lo que estamos escuchando, una pieza no demasiado larga, no demasiado complicada que sirve de introducción a un concierto en donde el resto de las piezas, de las obras que se van a interpetar no tienen nada que ver con esta obertura.
Faltaría por explicar a qué me refiero cuando hablo de forma sonata. Voy a ser muy breve, simplemente decir que estamos ante una de las estructuras que más posibilidades ha dado a la música clásica europea y a la que dedicaremos más de un post.
Realmente se trata de una manera de organizar armónica y temática los materiales y su estructura a grandes rasgos sigue el siguiente esquema: EXPOSICIÓN en donde se presentan los materiales, DESARROLLO, parte central de la pieza en la que se elaboran esos materiales presentados y REEXPOSICIÓN o RECAPITULACIÓN parte final en donde se resuelven las tensiones y conflictos presentados en el desarrollo, volviendo a escuchar los temas de la exposición.
No quiero hablar hoy más de esto, simplemente quedaos con la idea de que la forma sonata desde el clasicismo va a ser la estructura sobre la que van a estar compuestos todos los primeros tiempos de las sinfonías, los conciertos, las sonatas... y que, con un grado de elaboración muchísimo mayor del que yo os he descrito, siempre sigue esta estructura: EXPOSICIÓN-DESARROLLO- REEXPOSICIÓN.
Y ahora sí, volvemos a la Obertura. Los cuatro minutos que os he comentado antes son la EXPOSICIÓN, a partir del minuto 4'02 empieza el desarrollo. Apenas dos minutos que comienzan con la aparición del tema de los Elfos y que nos llevarán a escuchar a unos violoncellos imitando el sonido de un moscardón, ejemplo de esa elaboración temática del material que antes comentaba. El DESARROLLO finaliza en el minuto 6'30, allí el amor vuelve a dar paso a los acordes mágicos del principio: comienza la REEXPOSICIÓN. A partir de aquí volveréis a escuchar la primera parte, aunque el tema de la corte de Atenas ha desaparecido y tras una pequeña coda la obra finalizará con los mágicos acordes con los que empezó.
Como ya os comentado y aunque parezca mentira Mendessohn tenía solamente diecisiete añitos cuando compuso esta obertura. Pero no fue la última vez que decidió escribir sobre esta comedia de Shakespeare. En 1842 por petición expresa del rey de Prusia Federico Guillermo IV vuelve al mismo tema para componer la música incidental de una representación que tendría lugar en Postdam el 14 de octubre de 1843.
Creo que ya nos hemos alargado demasiado, solamente comentar que pese a la diferencia de años entre una música y otra no se ve un desfase estilístico. Y es que, Mendelssohn había llegado prácticamente a la máxima perfección como compositor a los diecisiete años. Los números que compuso para la nueva representación fueron trece y por supuesto el primero de ellos era su ya famosa obertura. Aunque hoy en día normalmente nunca se interpreta los trece números sino la suite de concierto abreviada que consta de: Obertura, Scherzo, Intermezzo, Nocturno, Marcha Nupcial y en ocasiones un Final.
Os dejo con el número más famoso sin lugar a dudas de todos. Creo que no hay nadie que no lo reconozca. Cuando fue concebido acompañaba el cortejo de la ridícula boda entre Titania y Bottom, con sus orejas de asno. Separado de la suite ha dado la vuelta al mundo normalmente, aunque no solo, para ser interpretado en su versión de órgano en los comienzos y finales de las ceremonias de matrimonio.
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